miércoles, marzo 29, 2023

Maravilla de los acentos








Cádiz, la ciudad conquistada por Jorge Mágico González, es en estos días la sede del IX Congreso de la Lengua Española. Se iba a celebrar en Arequipa, Perú, pero la turbulencia política llevó a cambiar de planes. Esto lo supe al leer el artículo “Y usted, ¿qué español habla?”, publicado en El País por Pablo Ximénez Sandoval. Como tantos asuntos relacionados con nuestra lengua, siempre me ha llamado la atención no sólo lo atañedero a los léxicos locales, sino también, claro, a los acentos, una de las principales maravillas de las que podemos gozar quienes hablamos/escuchamos español.

Dice Ximénez Sandoval: “La inmensa mayoría de los cientos de millones de hablantes de español que hay en el mundo no pronuncian el sonido castellano de la zeta. Es decir, ese zumbido fricativo que uso yo, que soy de Madrid, al decir Zócalo o San Francisco. Cuando he estado en esos lugares es cuando me he dado cuenta de que hablo muy raro. Ni les cuento la cara que pone todo el mundo en Los Ángeles cuando oyen el nombre de la ciudad pronunciando el sonido jota bien fuerte. En México están más acostumbrados, pero no deja de ser una verdadera rareza. Si tienen la oportunidad en la vida de viajar por América, no la dejen pasar. Es una experiencia aleccionadora y un verdadero baño de humildad para un castellano. ¿Quién es el que habla español raro? ¿Toda esta gente? ¿O yo? A mí me quedó clarísimo en mis años allí quién era la minoría”.

En realidad no importa quién constituye la mayoría y quién la minoría en términos de acento, pues ninguno vale más o menos en comparación con los demás. ¿O acaso podemos pensar que el puertorriqueño es mejor que el chileno? ¿O que el uruguayo es mejor que el andaluz? ¿O que el sinaloense es mejor que el yucateco? Más entrañable y peculiarizante quizá que los modismos, el acento es uno de los más sabrosos dividendos de la dispersión del español, y es indudable que todos tenemos uno.

También, que todos podemos gozar del habla lejana. Yo tengo mis favoritos nacionales e internacionales, que no mencionaré, pero entiendo que es un asunto de mero y muy subjetivo gusto. Todos los acentos, insisto, valen igual: son la cara sonora de nuestra espléndida herramienta, el español.