miércoles, diciembre 15, 2021

Rojinegros

 











Mi recuerdo futbolero más antiguo es rojinegro. Cuento. Viví hasta los trece años en una casa ubicada en la calle (luego avenida) Madero de Gómez Palacio. Tenía de frente unos diez o doce metros y un fondo como de cuarenta. La parte construida ocupaba unos quince metros, así que en la zona trasera teníamos un espacio que en mi memoria considero inmenso. Lo llamábamos corral, pues su suelo era de tierra; allí estaban los tendederos de mecate y el bóiler de leña, además de que llegamos a ocuparlo con gallinas, conejos y otros animales de granja. Hacia 1970 o 71, creo, y no sé por iniciativa de quién, le fueron colocadas unas porterías de madera similares en tamaño a las del futbol-sala. No tenían red, pero servían perfectamente para armar piquitas entre los mocosos del barrio.

Una tarde cualquiera de las muchas tardes perdidas en aquella infancia austera y alegre que me cupo en suerte, quizá la tarde en la que estrenamos las porterías, todos aparecimos, lógico, con ropa de distinto color. Había niños de seis hasta diez años, más o menos, y antes de comenzar alguien preguntó a uno de los más grandes que de cuál equipo era cada jugador de acuerdo al color de su ropa. Yo vestía playera roja y un short negro, de esos de tela de algodón con elástico apretado, algo inflados y con una bolsita en la nalga derecha. Aún no sabía nada sobre futbol profesional, y cuando llegó mi turno, el dictaminador dijo: “Tú eres del Atlas”.

Poco después, ya clavado en una afición patológica por el futbol, me dominó, hasta la fecha, la querencia por Cruz Azul que luego complementaría con la del Santos Laguna, de manera que vivo dividido entre dos clubes. Sin embargo, la tarde aquella en la que, por culpa de mi ropa, me dijeron “Tú eres del Atlas”, provocó que siempre pusiera atención a los rojinegros, que viera sus partidos todos los sábados por la noche, que los respetara e incluso que los quisiera por su cantera inagotable, por su permanente jogo bonito y hasta por su hermosa combinación de colores anarcosocialistas. De hecho, cuando aflora el tema siempre digo: “Atlas es mi equipo de Jalisco”. Por esto me dio harto gusto lo que sucedió el domingo, y más por mi amigo Beto Rubio, atlista fervoroso y hoy feliz.