miércoles, diciembre 01, 2021

Apetito internacional

 











La palabra “internacional” tiene mucho prestigio internacional. Cuando es enunciada en el contexto gastronómico (“cocina internacional”) no hay posibilidad de pensar en algo chafa. Al contrario, de inmediato imaginamos lujos y exquisiteces propios de paladares sabios. Hay sin embargo ciertos alimentos que llevan adherida alguna palabra con aire internacional y no son ya de tanta alcurnia, como si el uso hubiera gastado en algo su semántica original. Ofrezco diez ejemplos que circulan con éxito en nuestra región.

Cacahuates estilo japonés. Al parecer fueron inventados en México por el padre del cantante Yoshio. Hay mil marcas, casi todas buenas sobre todo si son maridadas con cerveza. La cubierta es básicamente harina de trigo con soya. He comprobado que una bolsita de estos cacahuates puede engañar a la tripa con mucho éxito.

Comida china. Nuestra comida china ya incorporó chiles toreados. Nunca he ido a China, así que no puedo asegurar si la grasosa de aquí es como la de allá.

Empanadas argentinas. Han ido cobrando alguna popularidad debido al establecimiento de dos o tres restaurantes de comida argentina y de food-truks. Tuve la suerte de probarlas en su país de origen, donde son el equivalente a nuestros tacos, y no siento que las de acá se les parezcan mucho en sabor e incluso en aspecto.

Enchiladas suizas. Todos las hemos probado. Según sé, estas enchiladas son llamadas “suizas” sin que en Suiza sepan que existen las enchiladas suizas. Sabemos que son como tacos de pollo remojados en salsa verde y suelen ser espolvoreadas con queso o crema. Su acompañamiento habitual es el arroz. En nuestra región son más populares las rojas que las verdes, creo, y les llamamos “enchiladas” a secas.

Helado napolitano. Un gentilicio que suena lindo. Por cierto: Nápoles significa “nueva ciudad” (neos+polis).

Pan árabe. Pan sin levadura. Acá ya he visto que sirve para acompañar hasta frijoles refritos.

Pan francés. Siempre he dicho que es nuestro baguette, quizá uno de los productos laguneros más entrañablemente deliciosos.

Papas a la francesa. Es imposible no haberlas probado. Suelen ser una bomba de grasa y sal, pero es difícil resistirse a su encanto, además de que son económicas.

Rusas. Quien inventó esta bebida refrescante tuvo una idea genial: relacionarla con el frío siberiano.

Salchicha alemana. Cuando es gruesa (y sé que queda abierta la portería para la llegada del albur), le dicen “alemana” aunque de alemana no tenga casi nada. Lo importante es usar en ella el adjetivo.