sábado, diciembre 25, 2021

Diez microtextos

 







Suelo dejarlos sueltos por allí, en apuntes que se van acumulando sin una utilidad precisa. Algunos pueden ser ubicados en la categoría microrrelato, y otros ni eso, o a lo mucho aguantan como microtextos, meras ocurrencias que quizá, pese a la modestia de su envergadura, pueden expresar algo: una paradoja, una ironía o un simple guiño del ingenio. Comparto aquí diez:

Cálculos científicos

La ciencia no conoce límites. Acabo de leer que, según cuidadosas investigaciones, la fecha precisa del nacimiento de Cristo ocurrió seis años antes de lo que se cree. La conclusión es simple y deslumbrante: en verdad Cristo nació seis años antes de Cristo.

 

El típico malasuerte

Un tren le mutiló la pierna derecha, su casa se incendió, su esposa le dijo adiós, lo echaron del trabajo. Tenía tan mala suerte que el día que la buscó adrede, cuando estaba a punto de arrojarse desde un puente, vio un billete de lotería, le pegó al gordo, compró un yate, se operó la nariz y las mujeres le cayeron como lluvia de mayo. Nada le salía bien en la vida.

 

Declaración de principios de la Catrina

“Lucharé contra el Halloween aunque me quede en los puros huesos”.

 

Narciso a todo tren

Las cámaras fotográficas de los celulares han prohijado una nueva profesión: el paparazzo de sí mismo.

 

Escena en el Far West

—Hola, Nick.

—¿Qué tal, Joe?

—¿Sabes qué parecemos en la barra de este salón del Lejano Oeste, tomando whisky barato y a la espera de algún forastero al que sin duda tendremos que desafiar?

—No, Joe, no sé qué parecemos.

—Pues un cliché, Nick, un maldito y sucio cliché.

 

Realismo trágico

Vine a Inglaterra porque me dijeron que aquí vivía mi asesino, un tal Jack the Ripper.

 

Cuestión de tirria

Estoy comenzando a sospechar que el futuro nos tiene mala leche.

 

Continuidad de los tragos

Sabía que era un borrachín impenitente y que jamás podría escapar de las botellas. Andaba, pues, de piquera en piquera, metido siempre en tragos y en problemas. Comprendía con dolor que sus pasos no eran los correctos, que su hígado era ya una pasa inservible, pero una poderosa fuerza interior lo movía porque en el fondo de su corazón palpitaba otra certeza: pese a su vida desastrosa y anónima, pese a sus veinte años consecutivos de ebriedad, alguna vez sería tema de un microrrelato, al menos de un minúsculo y pobre microrrelato que quizá, por qué no creerlo así, es éste.

 

Para ser preciso

—Soy hijo de Hugh Hefner.

—Bien, ¿y quién es tu madre?

—Agosto del 87.

 

Verdad de dios

El camino de la salvación espiritual está en la pobreza. Para todo lo demás existe MasterCard.