jueves, octubre 30, 2008

Concurso de calaveras



Por estas fechas no falta que me busquen para que opine sobre la festividad del día de los muertos. No le echo crema antropológica ni me paso de vivo: no entiendo bien a bien por qué o para qué le rendimos nuestro peculiar culto a la muerte, pero de todos modos articulo la respuesta de rigor: es por la visión festiva que el mexicano tiene del más allá, por el ritual colorido, por la conciliación de lo vivo con lo muerto, etcétera. Todo eso me gusta menos que hablar de calaveras, de esos jueguitos verbales que siguen siendo muy famosos pero que pocos practican con un conocimiento mínimo sobre su forma; digo conocimiento mínimo porque es mínimo lo que se debe saber de literatura para hacer una calavera. Estas son las reglitas básicas para parir una estrofa cadavérica: 1) Escoger a una víctima satirizable (personaje famoso, familiar, amigo, quien sea); 2) Pensar en un rasgo físico, espiritual o social que lo distinga; 3) Ajustar la idea a versos de ocho sílabas, es decir, octosílabos. Ojo, aquí es importante pensar en dos reglitas: A. que una sílaba puede estar compuesta por dos sílabas, la última de una palabra y la primera de la siguiente si es que terminan y empiezan con vocal; eso es una licencia llamada “sinalefa”. Veamos un ejemplo en dos estrofas: “Agustín Carstens, de Hacienda / para comer necesita / que le compren una tienda / porque si no se encabrita. // La muerte, que todo sabe / le calculó la medida / ‘en la tumba no nos cabe / que mejor siga en la vida’”. El último octasílabo (“que mejor siga en la vida”), en realidad tiene nueve sílabas, pero al pegar, por la presencia de vocales, la segunda sílaba de “siga” y la preposición “en” (gaen), se cuenta como una sílaba, lo cual le resta una sílaba al verso de nueve y queda en ocho; otra reglita es pensar que si un verso termina en palabra aguda, debe ser de siete sílabas, pues la última acentuada se cuenta como si fueran dos, lo que da ocho sílabas al verso. Ejemplo: “Madrazo en la maratón / si corre nadie lo alcanza / cómo no, si el muy cabrón / se las gasta pa’la transa. // La huesuda lo persigue / para enterrarlo en Berlín / pero Madrazo corre, y sigue / su delincuencia sin fin”; nótese que el primero y el tercer versos terminan en las palabras agudas “maratón”-“cabrón”; eso hace que el verso en realidad tenga siete sílabas, aunque se cuente una más por la palabra aguda final, lo que da las ocho del verso octosílabo; 4) en cuatro versos presente pues al personaje, póngalo en jaque y mándelo al panteón por medio de la huesuda, la calaca, la parca o sus afines. No olvide rimar ABAB o ABBA. Y eso es todo.
Como no confío en mis capacidades didácticas, se me ocurrió una idea. Lanzar un concurso entre mis ocho lectores. Van las bases del certamen de calaveras “Ruta de la muerte”. Parece broma, pero estoy convocando en serio.
1. Podrán participar los ocho lectores de la columna Ruta Norte. 2. Los participantes deberán enviar, antes de las 23:00 horas del 31 de octubre de 2008, sólo una calavera construida en dos estrofas de cuatro versos cada una. 3. El tema debe referirse a cualquier personaje de la política, el deporte, el espectáculo o la cultura laguneros o nacionales. 4. No hay categorías; el certamen queda abierto para todos y cada uno de los ocho lectores de esta columna. 5. La calavera debe ser enviada a rutanortelaguna@yahoo.com.mx, firmada por el autor, sin seudónimo. 6. El premio para cada uno de los tres primeros lugares será un lote de cinco libros (incluido uno mío, firmado) y la publicación de su calavera en este espacio y en el blog de Ruta Norte. 7. Queda severamente prohibido hacer calaveras sobre el autor de esta columna. 8. Los casos no previstos en la presente convocatoria serán resueltos por el comité organizador conformado sólo por mí.

Terminal
En nuestra gustada sección “Neologismos para corruptos en plenitud”, va: ¿Cómo se le llama a la trayectoria que describe un político inmoral? Fácil: trayectoria reptilínea.