Un jale pendiente me tiene sometido todo el domingo al teclado y a la televisión. Prácticamente no me he despegado de los dos monitores. El de la tele es abrumador. Tengo la oportunidad de cambiar de canales para ver un poco de lo mucho que escurre la pantalla casera. Me impresiona la señal abierta de Televisa y TV Azteca. A un mismo horario, Televisa ofrece la final de su programa sobre el grupo Timbipinche. Gana la última vacante para integrarse a la nueva “banda” un mocoso de nombre ¿Yurem?, chico tan falto de aptitudes para el canto como el mismo mediocrazo de Diego Schoening. Un asco. Y TV Azteca sigue en su plan de diseñar programas con la escoria que sea; ahora busca estrellas entre la gente que dizque tiene algún talento: desde raperos hasta cantantes de ranchero, desde guitarristas flamencos hasta cirqueros, desde coros puñalotes hasta lastimeros cumbiambistas de camión. Pobre gente la que todos los domingos está condenada a nuestra televisión. Y lo peor es esto: que las televisoras crean que nomás los narcos le hacen daño al país.