jueves, octubre 04, 2007

El manto de la muerte



Es impresionante el poder difusor de la televisión. Uno puede pasar la vida publicando y casi no ocurre nada: apenas algún comentario, alguna felicitación, alguna réplica y ya. Pero cuando uno va al estudio, como lo hice el sábado en Cambios, el programa sabatino de Canal 9, no pasa día de la semana sin que reciba, al menos, la mención de que me vieron “en la tele”. Así es esto, y quienes nos movemos en el papel y la tinta tenemos que resignarnos con estoicismo al implacable anonimato. Pues bien, quise usar el foro de la tv para dejar asentado, lo repito hoy, que el ánimo del festejo centenario debe ser acompañado por una mínima actitud autocrítica. Así como tenemos mucho de qué alegrarnos, acaso hay más razones para estar inconformes, incómodos, molestos, al menos inquietos ante las asignaturas pendientes para darle verdadera dignidad a nuestra estepa.
Porque desde hace años sé —gracias a especialistas como el doctor Chapa Saldaña, Paco Valdés y don Enrique Vázquez, entre otros— que el problema del agua es Nuestro Problema con mayúsculas, no dejé pasar la oportunidad de mencionarlo en el programa. Un día después, Paco Valdés volvió a la carga con un artículo titulado “Regalo de ponzoña” (La Opinión, 30/5/07), en el que dibuja por enésima ocasión nuestro futuro si seguimos con la ordeña despiadada de los mantos. Ni la noticia de los maravillosos 600 empleos directos justifica la depredación del vital recurso, asegura Valdés Perezgasga.
Por suerte, las palabras del ambientalista lagunero fueron comentadas por Iván Restrepo, un par suyo cuya solvencia y compromiso están fuera de toda duda. En La Jornada del lunes, Restrepo observó: “De broma macabra, anuncio de muerte de una región otrora próspera, califica Francisco Valdés Perezgasga, reconocido activista ambiental de Coahuila, la nueva inversión en la comarca lagunera anunciada (…) para elaborar diariamente 2 millones de litros de leche. Costará 100 millones de dólares y dará empleo a 600 personas”.
Esto, añade Restrepo, “es un golpe más contra el recurso fundamental y escaso en La Laguna: el agua, que está en crisis desde hace décadas por el abatimiento extremo de sus mantos freáticos, lo cual ya afecta hasta la salud pública: el líquido que beben en algunas poblaciones tiene arsénico. Pero además, porque producir un litro de leche, como advierte el también editorialista Valdés Peresgazga, requiere en La Laguna más de 2 mil litros de agua.
En una región desértica, que crece en número de habitantes, la demanda por el valioso líquido igualmente aumenta y agrava la sobrexplotación del acuífero. Nada han valido las evaluaciones ni las advertencias del propio gobierno federal de que la sobrexplotación referida pone en peligro el futuro de la Comarca…”.