miércoles, octubre 25, 2023

Segunda Semana en Querétaro









Para participar en la Segunda Semana de Novela Negra F.G. Haghenbeck, el fin de semana pasado estuve como relámpago en Querétaro, no más de 24 horas, sueño incluido. Llegué a las 9 de la mañana del sábado y desde ese momento todo fue rápido y curioso. Sin bañarme, en mis jugos porque la habitación todavía no estaba disponible, desayuné en el hotel Señorial, en el centro histórico, con mis amigos Ricardo Vigueras, Elpidia García y José Juan Aboytia, del Colectivo Zurdo Mendieta, juarense. Luego los cuatro salimos a caminar un poco por la ciudad, y a mediodía, ya con cuarto asignado, caí como árbol en la cama para dormitar un momento. Se hizo el mediodía y bajé a comer, y allí me encontré con Élmer Mendoza, Eduardo Antonio Parra y mi paisano Vicente Alfonso, quienes luego nos desplazamos a una excelente librería ubicada a la vuelta del hotel. Regresé, me bañé y salí a todo correr hacia el centro cultural donde presentaría mi “Leyenda Morgan” (UANL, 2023, segunda edición). Ricardo Vigueras y Carlos René Padilla comentaron el libro, y luego participé en una mesa con Luis Arturo Salmerón y César Gándara; los tres conversamos sobre los folletos relacionados con lo policial/criminal de la colección "Vientos del Pueblo", del FCE. Después, ya como parte del público, escuché con atención las palabras de Carlos René Padilla, José Juan Aboytia y Eduardo Antonio Parra sobre el quinceañero Zurdo Mendieta, protagonista de varias novelas de Élmer Mendoza, allí presente. Siguió entonces la premiación al ganador del certamen de novela “Otra vuelta de tuerca”, que este año ya fue internacional y quedó en las manos de mi amigo saltillense Alejandro Pérez Cervantes por su novela “Yo, Judas”. Por último, ese mismo sábado se dio la entrega de la presea “Filiberto” a la mejor novela negra de México en 2022, que se agenció Vicente Alfonso, mi multipremiado paisano y amigo, con la novela “La sangre desconocida”. Al final nos reunimos en una casa para la cena final de la Semana Negra, lo que extendió mi vigilia hasta la una de la mañana ya del domingo. A las 6 salí al aeropuerto de Querétaro con destino a la Ciudad de México, y a las 12 de la Ciudad de México a Torreón, a donde llegué molido como a las 2 de la tarde. Fue un viaje tan pesado como satisfactorio, pues pude hablar de lo mío y saludar tanto a buenos camaradas escritores como a personas como Yuyú Fernández, que tanto colaboró para que estas jornadas de literatura negra salieran adelante. Ojalá que me reiteren la invitación el año que entra.