miércoles, julio 14, 2021

Historias de Tello Díaz

 











Cuatro largas historias componen Historias del olvido (Cal y Arena, México, 1998, 156 pp.), de Carlos Tello Díaz. La semblanza resumida del autor disponible en la Enciclopedia de literatura en México anota, entre otros ítems, que nació en Cambridge, Gran Bretaña, el 13 de febrero de 1962. Es narrador, ensayista y cronista. Estudió Filosofía y Letras en el Balliol College de la Universidad de Oxford, y Relaciones Internacionales en el Trinity College de la Universidad de Cambridge. Ha sido investigador y profesor en las universidades de Cambridge (1998), Harvard (2000) y La Sorbona. Director de la revista Arcana. Colaborador de El Financiero, ReformaRevista de la Universidad de México. Obtuvo el Egerton Prize 1979 y la Medalla Alonso de León al Mérito Histórico. Premio Mazatlán de Literatura 2016 por Porfirio Díaz, su vida y su tiempo. Aparte, no sobra señalar que es hijo de Carlos Tello Macías, exfuncionario del gobierno federal que entre otros cargos fue secretario de Programación y Presupuesto y embajador de México en varios países.

He atravesado con placer las páginas de Historias del olvido por la tersura de la prosa, en primer término, y por el exuberante fondo documental que soporta cada pieza. Como observé al principio, son cuatro historias de extensión amplia, en promedio de cuarenta páginas cada una, todas ellas muy interesantes porque reconstruyen el contexto, descrito con densidad, en el que se movieron personajes casi sepultados por el olvido. La tarea del biógrafo, en este caso, ha sido rescatar vidas que dejaron huellas documentales no muy notorias, pero suficientes para urdir relatos impregnados de tragedia.

En “La pasión de José Rovira”, Tello Díaz dibuja la vida de ese tal Rovira que en el siglo XIX vio imposibilitada la consumación de su amor con Rosario Casasús debido a que en principio, joven todavía, él se había vinculado con la iglesia como diácono. Enamorado, trató de llegar al alto clero de Roma para anular su compromiso eclesiástico, pero la vida se fue diluyendo sin lograr el propósito de quedar libre para cristalizar su proyecto con Rosario. Vemos aquí, fielmente rehecha, la realidad espiritual de una época, aquella en la que era todavía frecuente ver impedida la unión de los amantes por acatamiento a cánones cuya rigidez hoy podría ser vista de manera asaz distendida.

En el segundo relato, “La muerte de Delfina”, el autor nos adentra en la vida de Delfina Ortega, primera esposa de Porfirio Díaz. Muy diferente a Carmen Romero Rubio (segunda esposa del militar oaxaqueño), “Fina”, como le llamaban, era discreta, ajena al ajetreo social que inevitablemente provocaba la actividad de su marido. Tuvo dos hijos (uno de ellos Porfirito) y perdió varios en el camino. En 1880, tras un parto difícil y la muerte casi inmediata de su recién nacida, Delfina agonizó hasta morir ella también.

“La tragedia de los Noriega” narra la muerte trágica de los hermanos Eulalia e Íñigo Noriega, hijos del acaudalado español también de nombre Íñigo. Esto aconteció en 1913, apenas unos días antes de la Decena Trágica, el 31 de enero. El relato deja ver lo misterioso de esas muertes supuestamente consumadas por suicidio acordado entre los hermanos. La prensa amarilla, que ya se daba vuelo desde entonces, insinuó la posibilidad de una relación incestuosa, pero nada quedó claro, salvo que la fortuna del acaudalado y déspota Noriega comenzó a naufragar en la tolvanera revolucionaria hasta que el viejo quedó en la ruina y murió hacia 1920.

La última historia es la más cercana en el tiempo (el libro avanza, digamos, de manera cronológica), y recorre el ambiente de la casa regenteada por Graciela Olmedo, la Bandida que hace poco, casualmente, mencioné en este mismo espacio. “La casa de la Bandida” es quizá el relato con menos unidad del libro, pues se ramifica en varios subtemas vinculados con la vida nocturna de la capital, entre ellos la presencia en casa de la Bandida de intelectuales como José Alvarado, Octavio Paz y Carlos Fuentes.

Historias del olvido es un libro ya mayor de edad, pero sus textos admiten una lectura atemporal que en último término puede desembocar en gratitud hacia su autor.