Con envidiosa alegría recibí el enlace de la entrevista que Gilberto Prado Galán hizo a Carlos Fuentes en radio Iberodigital, difusora de la UIA Santa Fe. De entrada se me ocurre recordar que el género de la entrevista radiofónica es muy latoso cuando el personaje encarado es alguien como Fuentes y no, por ejemplo, cualquier politicastro al que le plantean las mismas preguntas para que repita las mismas respuestas. El diálogo sube varios niveles su grado de dificultad porque nunca se sabe cómo reaccionarán los chipocludos del pensamiento, si andan de buenas o de malas, si son de natural huraño o cordial, si durmieron bien anoche o los torturó el insomnio. Yo —me asumo como imaginario conejillo de Indias— me declararía, más que incompetente, inapetente para conversar en público con Fuentes, pues siento que sería algo así como un match entre Mike Tyson contra la Mosquita Zamarripa. Ni para qué arriesgar, entonces, la poca autoestima que uno tiene. Por eso es admirable la tranquilidad, la soltura y el empaque de nuestro amigo Gil al charlar con el escritor mexicano más famoso entre los vivos. El suyo fue un diálogo ágil e informado, una pieza acabada de entrevista radiofónica. Resumo su contenido y remito aquí, en esta liga, la versión disponible en la red.
La primera pregunta que hizo Prado Galán se refirió a Cristóbal Nonato, novela que en alguna de sus páginas se refiere a México como país con hombres y niños tristes; ¿hay tiempo para la felicidad en éste y en el futuro México?, interrogó el escritor lagunero. Fuentes respondió que lo que piensa el personaje no es necesariamente lo que él piensa como autor, que no puede escribir novelas con base en el optimismo, y si bien sus ficciones tratan sobre el lado negativo, sombrío o malo de la realidad, lo hace con un sentido de “advertencia”.
Prado Galán habló luego sobre los diversos Méxicos que Fuentes ha recorrido en su caudalosa obra, e inquiere al autor de La región más transparente si es posible un proyecto educativo uniforme en nuestro heterogéneo país. Fuentes comentó que es necesario encontrar una educación que primero establezca las bases generales y luego piense en las particularidades; el desafío de la educación es mantener principios generales y después de eso atender particularidades.
El diálogo continuó con el planteamiento de Prado Galán sobre la necesidad, como planteó Confucio, de una reforma en el lenguaje del gobernante. Fuentes afirmó que eso es imposible, que los políticos no abandonarán sus vicios. La única posibilidad, añade, está en la educación, que acerca a la buena literatura, a la filosofía, a las ideas claras y algunas veces a la creación literaria que tiene, entre otros, el propósito de corregir y enriquecer el lenguaje. Discrepa en el sentido de que la literatura sea percibida por unos como transformadora y por otros sólo como iluminadora de ciertos espacios de la realidad; para él, la literatura transforma e ilumina, y menciona al monarquista, católico y reaccionario Balzac del que Marx aseguraría luego lo siguiente: que sin la lectura de la Comedia Humana no hubiera podido escribir El Capital. La cultura, pues, está hecha de vías comunicantes, una cosa alimenta a otra, todo se relaciona y es imposible establecer compartimentos estancos.
El ensayista torreonense le preguntó después sobre la condición de la literatura mexicana actual como contrapeso de o explicación a las dolorosas realidades de la violencia y la corrupción. El entrevistado señaló que por fortuna México ha pasado de una literatura restringida en la que, como antes, se escribían novelas “agrarias”, “de la revolución”, “de la ciudad”, a una con relatos más personales, como las novelas de Álvaro Enrigue o Guadalupe Nettel, obras que constatan que hemos desplazado ciertos cartabones literarios para entrar a una literatura con gran variedad de registros y de temas.
El siguiente tema es el de la intertextualidad en la obra de Fuentes, la rehidratación de los clásicos en sus obras presentes; sobre esto, el entrevistado subrayó que le importa mucho la intertexualidad, el respeto y conocimiento de la tradición, saber que se procede de alguna para poder ir a otra. Fuentes enfatizó que hay un estrecho vínculo entre creación y tradición; dijo que la tradición que no se renueva, se muere, y pasa lo mismo, a la inversa, con la creación, que necesita de la tradición para sobrevivir.
La conversación siguió en la misma tesitura. Apenas he podido resumir la mitad de la entrevista, es cierto, pero creo que es suficiente para darnos una idea del encuentro Carlos Fuentes-Gilberto Prado en inteligente coloquio literario. Recomiendo que le echemos un vistazo (y un oidazo) en el enlace que ya di.
La primera pregunta que hizo Prado Galán se refirió a Cristóbal Nonato, novela que en alguna de sus páginas se refiere a México como país con hombres y niños tristes; ¿hay tiempo para la felicidad en éste y en el futuro México?, interrogó el escritor lagunero. Fuentes respondió que lo que piensa el personaje no es necesariamente lo que él piensa como autor, que no puede escribir novelas con base en el optimismo, y si bien sus ficciones tratan sobre el lado negativo, sombrío o malo de la realidad, lo hace con un sentido de “advertencia”.
Prado Galán habló luego sobre los diversos Méxicos que Fuentes ha recorrido en su caudalosa obra, e inquiere al autor de La región más transparente si es posible un proyecto educativo uniforme en nuestro heterogéneo país. Fuentes comentó que es necesario encontrar una educación que primero establezca las bases generales y luego piense en las particularidades; el desafío de la educación es mantener principios generales y después de eso atender particularidades.
El diálogo continuó con el planteamiento de Prado Galán sobre la necesidad, como planteó Confucio, de una reforma en el lenguaje del gobernante. Fuentes afirmó que eso es imposible, que los políticos no abandonarán sus vicios. La única posibilidad, añade, está en la educación, que acerca a la buena literatura, a la filosofía, a las ideas claras y algunas veces a la creación literaria que tiene, entre otros, el propósito de corregir y enriquecer el lenguaje. Discrepa en el sentido de que la literatura sea percibida por unos como transformadora y por otros sólo como iluminadora de ciertos espacios de la realidad; para él, la literatura transforma e ilumina, y menciona al monarquista, católico y reaccionario Balzac del que Marx aseguraría luego lo siguiente: que sin la lectura de la Comedia Humana no hubiera podido escribir El Capital. La cultura, pues, está hecha de vías comunicantes, una cosa alimenta a otra, todo se relaciona y es imposible establecer compartimentos estancos.
El ensayista torreonense le preguntó después sobre la condición de la literatura mexicana actual como contrapeso de o explicación a las dolorosas realidades de la violencia y la corrupción. El entrevistado señaló que por fortuna México ha pasado de una literatura restringida en la que, como antes, se escribían novelas “agrarias”, “de la revolución”, “de la ciudad”, a una con relatos más personales, como las novelas de Álvaro Enrigue o Guadalupe Nettel, obras que constatan que hemos desplazado ciertos cartabones literarios para entrar a una literatura con gran variedad de registros y de temas.
El siguiente tema es el de la intertextualidad en la obra de Fuentes, la rehidratación de los clásicos en sus obras presentes; sobre esto, el entrevistado subrayó que le importa mucho la intertexualidad, el respeto y conocimiento de la tradición, saber que se procede de alguna para poder ir a otra. Fuentes enfatizó que hay un estrecho vínculo entre creación y tradición; dijo que la tradición que no se renueva, se muere, y pasa lo mismo, a la inversa, con la creación, que necesita de la tradición para sobrevivir.
La conversación siguió en la misma tesitura. Apenas he podido resumir la mitad de la entrevista, es cierto, pero creo que es suficiente para darnos una idea del encuentro Carlos Fuentes-Gilberto Prado en inteligente coloquio literario. Recomiendo que le echemos un vistazo (y un oidazo) en el enlace que ya di.