jueves, marzo 08, 2007

Talacha inútil

Hace poco más de un mes publiqué una entrega titulada “Merolico de libros”. Allí expuse, sintetizada, mi experiencia como presentador, la mala idea de dedicarme a comentar libros nuevos, lo que mataría de hambre a cualquiera si no tuviera otros ingresos. Cité a la colega Cristina Rivera Garza, quien escribió en alguna ocasión su parecer sobre el tema: “…un libro de 250 páginas implicaría el pago de cinco horas de lectura, una de redacción y una de preocupación. Si contemplamos un sueldo promedio de 500 pesos por hora, tendríamos entonces un honorario de $3,500.00 pesos”.
En un caso muy reciente, presenté el viernes pasado un libro de cuentos y mi salario fue de 600 pesotes. Los acepté, pero con la advertencia de que, mínimo, el trabajo profesional implicado ameritaba dos mil, si no es que un poco más. Me argumentaron que el tesorero había dispuesto el pago de 600, no más, y contrargüí que el tesorero no sabe nada de esto, que por cinco o seis horas de trabajo literario (lo que me costó preparar la presentación del viernes) un pediatra, un dentista, un locutor, un plomero, un mecánico, un tesorero, cobran mucho más que 600 pesos. Pero en fin, acepté sin más problema y sólo dejé volando la aclaración con el ánimo de reiterar, ya sin enojo, la defensa que desde hace años he tratado de hacer (en voz muy baja, porque apenas reclama un escritor y de inmediato es tildado de divo) para que los trabajadores de la cultura no sean tan minusvalorados a la hora de considerar su emolumento.
Para pagarme lo único que solicitaron fue la credencial de elector. Me dijeron que pasara al edificio de la presidencia sito en Morelos y Cepeda. Llegué a la caja general, y un joven poco afable me preguntó por la dependencia que originó el pago. Le respondí. Sacó unos papeles y fue al teléfono. No sé a quién le llamó. Un misterioso rato después me dijo que yo debía ir a la citada dependencia por “un oficio”. Le comenté que allá no me indicaron nada, y que si les podía llamar de nuevo para confirmar eso. No quiso hacerlo, me dijo enfático que buscara a la señorita fulana y ahí dejé el borlote. Sin más, le pedí mi credencial de elector y le señalé que no iba a dar tanta vuelta para cobrar esa suma, que la donaba al municipio.
¿Cuánto gana el alcalde por seis horas de trabajo? ¿Cuánto el tesorero? Creo que, como todos los funcionarios públicos, ganan más, mucho más de lo que merecen, pero así está el abarrote en todo el país, y ni modo, se necesitaría una revolución para acabar con las canonjías del servicio público. Pero si ya ganan eso, que al menos sepan cómo (sobre)vive la comunidad cultural en La Laguna.