miércoles, enero 22, 2025

Regreso indeseable

 







El regreso se Trump a la Casa Blanca confirma que la llamada “batalla cultural” ha sumado un nuevo triunfo para la ultraderecha del mundo. Casi no era necesario tal retorno para saber que cunde en todos lados una actitud de simpatía por las inercias colectivas del individualismo y la entrega acrítica a los patrones de consumo como única posibilidad de coexistencia. Es en este caldo de cultivo donde echan raíz personajes estrafalarios como el actual presidente norteamericano, tipos que operan con mentalidad de capataces, no de estadistas.

Muchos pensadores han destacado que a la ultraderecha ya no le apena mostrarse como lo que siempre ha sido y poco antes todavía disimulaba un poco. Es un signo claro de los tiempos. Estos sujetos y sus adherentes pueden ser hoy desembozadamente racistas, homofóbicos, clasistas, colonialistas, negacionistas y todo lo repugnante que podamos sumar. Lo curioso es que ahora, lejos de perder simpatías y concitar rechazo, enganchan bien con colectividades que coinciden con sus ideas, si es que podemos llamar ideas a toda esa viscosidad despojada de pudor, vomitiva por su cabal falta de pudor, espesa de agresividad contra todo lo que se aparte un pelo de sus creencias.

Apenas llegó, el exitoso empresario y redivivo presidente puso en marcha lo que hace poco se codificaba sólo como amenaza. Sin apego a las maneras habituales de la política y como el troglodita que es, echó a andar iniciativas contra migrantes, nuevos aranceles, militarización y repugnante agandalle geopolítico, entre otras barbaridades, engreído como Atila con corbata.

Ante tal sujeto —y otros que, como él aunque con mucho menos poder— no está de más preguntarnos hasta dónde ha llegado la “servidumbre voluntaria”, para decirlo con Étienne de La Boétie, de la ciudadanía que lo votó y apoya formas de actuar en las que siempre están implícitos el egoísmo y el odio, rasgos que pueden ser identificados con el neofascismo más sincero, como se pudo ver en el saludo ridículo y temible del Duce Musk.

Son malos tiempos pues para la solidaridad y el respeto. Lo que se avista con el flamante presidente es una amenaza para todos, incluso para quienes votaron por él y se creen salvados.