miércoles, diciembre 11, 2024

Infausta semi


 









La semana pasada estuve en la FIL Guadalajara y por ello tenía el deseo de comentar algo sobre ella, pero el domingo se atravesó en mi menú temático un asunto más importante: la semifinal entre Cruz Azul y América. No es la opinión de un especialista, aunque casi, pues sin temor a equivocarme y menos a parecer pedante, mucho entiendo de esta vaina, como dicen los colombianos.

Sabemos que los dos equipos venían de un empate a cero en el juego de ida. Por su posición en la tabla, los azules tenían la ventaja de buscar dos resultados para pasar a la final. Los amarillos, en cambio, sólo uno: el triunfo. Como buen cementero de la vieja guardia, como cruzazulino acostumbrado a los tropiezos, sospeché que la ventaja de Cruz Azul planteaba en realidad un peligro: podían saltar a la cancha con la idea de empatar, sin intensidad, lo que en efecto sucedió, pues en lugar de salir a arrasar cedieron el balón más de sesenta minutos. La consecuencia de tal parálisis fue que al minuto 50 ya iban abajo 2 a 0. Obviamente, no puedo estar contento con un equipo que juega una hora sin intensidad, y menos en una semifinal, y menos frente al América. Mal los azules, pues.

Lo que vino luego fue tragicómico. Cruz Azul, no sé cómo, empató el marcador a tres tantos, y fue en ese momento cuando se dio el punto desastroso del partido. América siguió haciendo lo suyo muy bien, Cruz Azul enderezó su pésimo primer tiempo, el partido se puso en tono histórico, pero luego apareció un disparate arbitral rayano en el absurdo. Tras el gol del empate a tres, los amarillos movieron el balón con dos jugadores adelante del medio campo. La decisión de seguir la jugada sería peccata minuta en un Potosino-La Piedad de la jornada 3, pero en este caso cambió el destino de una semifinal. La acción del penal nació entonces contaminada, y era suficiente un vistazo al VAR para rehacerla y anular el cabezazo de Aguirre, la falta de Rotondi y el tiro de castigo, todo.

Pondré un ejemplo extremo para que sirva de paralelismo: cualquier negocio que derive del lavado de dinero es un negocio turbio, así se trate de una dulcería; si el origen de los recursos está contaminado, todo lo que le siga asimila la mancha primigenia.

La jugada del penal al América ni siquiera debió proseguir más allá del cabezazo. Todo lo demás es debatible. Eso no, como lo demuestran las imágenes que el árbitro y el VAR se pasaron por calva sea la parte.