Gracias a Saúl Rosales por este comentario sobre mi
cuento “Guerra prolongada”.
Un relato de represión y vindicación
Saúl Rosales
Este marzo es propicio para ver dos temas que se mueven
en el subsuelo de la historia y una pieza literaria que los vincula: un relato
del narrador lagunero Jaime Muñoz Vargas (JMV); los otros, que el 14 de marzo
es aniversario de la muerte de Marx y que, a mediados de este mes, se constituyó,
hace 51 años, la Liga Comunista 23 de Septiembre (LC23S).
El relato de JMV lleva el título de “Guerra prolongada”. Se
ve estructurado y llevado con la eficaz palabra del gran oficio de escritor que
le ha granjeado muchos premios y reconocimientos al autor nacido en Gómez
Palacio. La narración se puede localizar en rutanortelaguna
arroba yahoo.com.mx, en un opúsculo titulado Dos relatos ligados a la
Liga, por cierto, dedicado a dos guerrilleros comunistas de los setentas,
nacidos en Torreón, Raúl Ramos Zavala e Ignacio Olivares Torres.
En la obra de Jaime Muñoz dos hilos narrativos convergen,
“por un lado el aprendizaje político y, por otro, el
permanente estrago derivado de los suplicios infligidos a los guerrilleros
en la siniestra impunidad de las mazmorras, espacios en los que sin piedad
operaron expertos en picana, tehuacán y puñetazo”.
En el relato, tales tratos bestiales devastaron a un
estudiante circunstancialmente vinculado con la LC23S. Hace ver “el permanente
estrago” de los tratos inhumanos infligidos por los guardianes del poder
gubernamental en el alumno de una escuela normal rural, quien apenas había
tenido leve relación con un militante de la Liga.
La LC23S, por su denominación, lleva a pensar en la Liga
de los Comunistas, fundada en 1847 cuando, a la Liga de los Justos,
llegaron Marx y Engels y auspiciaron el nuevo nombre. Y decía en el primer
párrafo que se asociaban tres temas que reitero: el relato de JMV, el nombre de
la Liga que aparece en el mismo relato y el aniversario, el 14 de marzo, de la
muerte de Marx, el más alto fundador del comunismo.
Una vez aclarado lo anterior volvamos al relato de JMV,
el que, ya lo hemos adelantado indirectamente, se mueve dentro del tema de la
LC23S. El personaje torturado por los agentes del poder le confía al narrador
su traumática experiencia. A su vez, el de la voz narradora va dando señas de
su identidad para luego proporcionar las de su personaje principal.
En la sólida estructura de la narración aparece otro
siniestro personaje principal: “Alto, flaco, de cara angulosa y piel blanca
pero bronceada, el tipo solía usar guayaberas de manga larga y pantalones opacos
de poliéster gris.”
La historia del estudiante vejado y la del torturador van
siendo ensambladas por la hábil capacidad narrativa de JMV hasta un punto pretérito
en el que coincidieron cuando el agente del pantalón de poliéster y otros dos
esbirros lo secuestran en Gómez Palacio.
Todo ello ha sido contado por la víctima al testigo
actuante del relato, es decir, quien va contando la historia, mientras regresan
de Guadalajara a la ciudad duranguense. Lleva a un punto de tensión en que “de
madrugada, unos gritos destemplados retumbaron en el camión. ¡Ayuda, ayuda!”
Era una pesadilla del antiguo estudiante torturado.
Finalmente, la magistral prosa de Jaime Muñoz lleva al
lector a la oportunidad de vindicación que se le presentó al antiguo
normalista. Es mayo de 2023, dos meses después del viaje en el camión que los
regresaba de Guadalajara, la pretérita víctima de la tortura y vigente inmolado
por pesadillas se comunica con el personaje narrador y le confiesa el modo de
su vindicación.
Después de que el testigo narrador lo escucha y de que reflexiona la confidencia, de alguna manera se solidariza con la acción vindicativa cuando a su vez confiesa: “Imagine, de hecho, casi como deseo retroactivo […]”. El deseo retroactivo del narrador es que la vindicación haya sido efectiva. Un eficaz relato de Jaime Muñoz.