sábado, julio 15, 2023

Trazos de Marcela

 











Cada vez que voy al segundo piso del área de oficinas y talleres del Teatro Isauro Martínez no puedo no subir las escaleras y mirar hacia la izquierda. Es ya, en mí, un movimiento instintivo: llego al último peldaño y automáticamente siento la atracción de un dibujo al carboncillo sobre cartulina marrón. Lo veo dos, tres segundos, y continúo mi camino a la sala Elías Murra. Lo veo por lo regular un instante porque suelo ir de prisa, pero en muchas ocasiones, desde hace más de 25 años, me he detenido a verlo detalladamente, a disfrutar cada uno de sus trazos. El dibujo muestra a seis mujeres desnudas, de pie todas. Digo seis mujeres, pero puede ser una sola que se convierte en seis gracias al movimiento detenido en seis instantes por la mano de la artista. Sea como fuere, es para mí un hermoso dibujo, la belleza expresada del modo más económico y sutil. Su autora es Marcela López, quien lo fechó en 1994.

Digo “económico” y me refiero, claro, a economía de trazos, al dibujo de lo estrictamente necesario para insinuar el despliegue de la figura humana. Parece incluso un boceto y alguien dirá que lo es, pero a mí, si es un boceto, me colma e incluso me desborda, me parece más que suficiente para colocarlo entre mis obras laguneras favoritas. Si quieren verla está, les recuerdo, en el segundo piso del área de oficinas y talleres del TIM. Creo que van a comprobar lo que afirmo: que esa imagen es encantadora porque, además de la soltura de sus líneas, se coloca en el borde preciso de la insinuación: ni un trazo más, ni un trazo menos, un trabajo perfecto para quienes, como yo, preferimos el arte que no se ciñe servilmente al figurativismo ni se apoltrona en la decoración de interiores.

Ahora bien, si desean conocer más obra de Marcela López pueden aprovechar e ir en estos días a la casona de la Colón y Juárez. Allí, el Instituto Municipal de Cultura y Educación de Torreón montó desde el 25 de mayo de este año una exposición titulada “45 años en La Laguna”, toda de la maestra López. De casualidad me la topé al asistir a la conferencia de Gerardo García Muñoz organizada por Antonio Álvarez Mesta, y por supuesto aproveché para apreciar cada una de las piezas exhibidas.

Lo que vi me confirma lo que ya sabía: el dominio que Marcela López tiene de los materiales con los que dibuja, pinta y graba. Tengo en casa un cuadro y dos dibujos de su autoría, pero al admirar la muestra compilada en el IMCE fue inevitable la tentación de tener más obra de esta artista formada en la Academia de San Carlos y maestra de muchas generaciones de artistas laguneros.

Lamento no haber tomado nota, sólo unas fotos, de los que más me gustaron. Uno de ellos, el mejor de la serie a mi juicio, no le pide nada a Guayasamín. Es un cuadro en el que predominan los colores apagados, colores muertos entre el gris, el ocre, el blanco y algo de rojizo. El motivo es sencillo: una pareja conversa sentada en un sitio que parece malecón. La escena, por los colores, irradia tristeza, pero algo en la actitud de los personajes, en su cercanía, su abrazo y la posición de sus caras, nos comunica que, pese al clima aneblado, hay un gesto de solidaridad para afrontar, tal vez mediante el amor, la adversidad que los acosa. Un cuadro perfecto, una prueba contundente de que en la maestra Marcela López tenemos desde hace mucho a una de nuestras más valiosas artistas.