miércoles, julio 19, 2023

Minigrafía aforística desde Saltillo


 











El diccionario académico consigna que aforismo es “Máxima o sentencia que se propone como pauta en alguna ciencia o arte”. Dado que parece insuficiente, vamos a ver qué dice sobre “máxima” en la primera de sus cuatro acepciones: “Regla, principio o proposición generalmente admitida por quienes profesan una facultad o ciencia”. Sigo sin encontrar lo que busco, así que voy ahora a “sentencia”, que señala en la segunda acepción: “Dicho grave y sucinto que encierra doctrina o moralidad”. Dos ideas quedan claras, pues, en la definición de “sentencia”: una, la de la brevedad; dos, la del propósito moralista. Eso abrazan, también, por extensión, el aforismo y la máxima, aunque es pertinente aclarar desde ya que por “moralista” deberá entenderse “lo moral” en sentido lato, no restringido al uso coloquial equivalente a “conservador” o “mocho”, de suerte que un escritor moralista pueden ser lo mismo Marco Aurelio que el Marqués de Sade.

Máximas y aforismos (SEC, Saltillo, 2015, 73 pp.), de José Domingo Ortiz Montes, trabaja con la brevedad de lo sentencioso. La tradición en este molde es antigua y amplia, pero no tanto con cultores de nuestra lengua. Debe aclararse que no tiene un propósito narrativo, así que debemos separar este tipo de escritura de la microficción o del microrrelato. Más que personajes, lo que late en cada partícula es pues una idea montada en una cabeza de alfiler. Por eso alguien observó que el aforismo es el “ensayo en miniatura”, el pensamiento suministrado con cuentagotas. Esta hiperbrevedad es la razón por la que se pide, como al perfume, un máximo de concentración en cada pieza, y me refiero a concentración de la esencia, del estilo, de la idea, no a concentración mental, que de todos modos se requiere para alcanzar la otra concentración. En América Latina son famosas las Voces de Antonio Porchia, no precisamente aforismos en su contenido, sino miniparadojas, miniasombros del lenguaje, miniatolladeros para la razón que de cualquier manera merodean el aforismo o la sentencia: “Un poco de ingenuidad nunca se aparta de mí. Y es ella la que me protege”, dice uno que comparto como ejemplo.

Los de Ortiz Montes atraviesan por numerosas situaciones de la vida. El tiempo, la muerte, la creación, el sinsentido, la intermitente felicidad, el lenguaje, dios, la poesía son ideas que bullen en su mente y luego son emitidas en forma de flashazo. En una especie de epígrafe o prólogo igualmente brevísimo, dice: “Puede ser que estas máximas y aforismos sean el resultado de mi agonía”. No está mal: la agonía como generadora de ideas secuenciadas a la manera de un estroboscopio.

Traigo algunos ejemplos de cada estancia. De Poesía y escritura: “Escribir es generar en forma gradual una nueva manera de vivir en las palabras”. De Dios y la vida: “La vida es un largo viaje que vemos desde la memoria”. De lenguaje y pensamientos: “Las palabras están habitadas por siglos de depredación”. De Tiempo, silencio y universo: “El árbol está feliz en su condición de ser el universo con hojas”.

Por supuesto que Máximas y aforismos contiene muchas piezas más como las recién citadas. Este libro está disponible gratis en la siguiente página de la Secretaría de Cultura. Su edición es espléndida.