miércoles, diciembre 14, 2022

Greene en La Habana

 











La única vez que acá, en La Laguna, conversé a fondo sobre la obra literaria de Pedro Juan Gutiérrez (Matanzas, Cuba, 1950) fue con Eduardo Olmos, exalcalde de Torreón. Ambos coincidimos en la admiración por el autor caribeño cuya narrativa logró, por su peculiar mezcla de rudeza y sinceridad, trascender los litorales de Cuba y llegar mediante Anagrama a muchísimos lectores de Latinoamérica y España. En estos días he vuelto a leerlo gracias a la FIL de Guadalajara, ya que en el local de ediciones cubanas pude conseguir tres títulos que de él no conocía.

Nuestro GG en La Habana (Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2020, 105 pp.), que recién despaché, es una excelente nouvelle. Su protagonista es Graham Green, el escritor británico que alguna vez escribió Nuestro hombre en La Habana, de ahí el juego de palabras con el título. Gutiérrez la ubica en 1955, todavía durante el gobierno de Batista, y esto posibilita asomarnos a la isla en el momento inmediato anterior al triunfo de la revolución, cuando Cuba aún era una densa mezcolanza de Miami con Las Vegas.

El Green imaginario de Nuestro GG en La Habana es un escritor azorado ante la realidad cubana. La trama tiene algo de policial, o, más bien, de novela de espionaje. Por motivos que no viene al caso traer, el famoso escritor está en La Habana, y sin desearlo es tironeado por tres fuerzas políticas distintas: los soviéticos, los norteamericanos y unos judíos cazadores de nazis. Todos desean que escriba un libro con los materiales que le suministran, casi como si lo solicitaran de amanuense. GG les da a entender vagamente que acepta, pero rehúye, pues los tipos exudan, todos, un claro tufo de maldad.

Junto con el desarrollo de la historia y sus espías, parte de lo más interesante en esta novela es la mirada al interior del personaje, la reconstrucción de un Graham Green posible. Además, lo que se dice sobre La Habana de aquellos años: “Comenzaba a gustarle la ciudad. Un poco excesiva y caótica, pero el desequilibrio estimula”, “Por un momento le pareció que estaba en un país de locos a donde iba a parar el resto de los locos del mundo. Sin embargo, a simple vista, Cuba parecía un país normal”. En suma, otro buen libro de PJG.