Creo que ha sido excesivo, pero de todos modos no es ocioso hacer un par
de puntualizaciones. No critico que Alvarado critique lo que quiera criticar,
pero hay dos detalles en los que falló. Por decir lo menos, en un caso fue omiso
y en el otro fue imprudente:
1. Trabajó en Televisa y en ningún momento dijo allí que esa empresa ha
explotado lo populachero hasta tocar cotas de escándalo. Además, siempre ha
manejado en tono bufo la imagen del homosexual, jamás lo ha separado de
papeles ridículos, “lentejuelosos” y por ello risibles; Televisa acepta al gay,
pero para que sea inofensivo lo ha hecho aparecer indefectiblemente como
"loca" y como “naca”, dos condiciones que Alvarado detesta.
2. "Mi rechazo al trabajo de Juan Gabriel es, pues, clasista";
escribió. Asumirse como perteneciente a otra clase (es evidente que a Alvarado los
recursos materiales no le faltan, así que no necesita decirlo) resulta imprudente
en un funcionario de la UNAM, espacio académico que se supone no debe fomentar
esa visión de la realidad. Alvarado puede sentir y puede pensar que pertenece a
otra casta, pero no expresarlo porque una universidad pública —esto es
elemental— supone un origen no pudiente en la mayor parte del alumnado.
En suma, no creo exagerar si afirmo que su clasismo fue lo más
grave. Que deteste a Juan Gabriel no me parece relevante; sí que, como
funcionario de la UNAM, haga explícita su posición social acomodada, su “circunstancia”,
como escribió.