viernes, abril 10, 2015

Estos diez perfiles revueltianos




















Este libro es un breve repaso a la fecunda vida de José Revueltas en el año de su centenario. Entre otros valores, tiene la peculiaridad de haber sido configurado por escritores nacidos, radicados o espiritualmente cercanos al ámbito de Durango, estado en el que nació el autor de El apando. No
se trata, sin embargo, de una obra para especialistas, sino de un asedio múltiple y amable, con tono divulgativo, a uno de los intelectuales mexicanos más polémicos, interesantes y poliédricos del siglo XX.
Menos leído de lo que merece, Revueltas también ha padecido cierta indiferencia de la crítica. Es verdad que hay acercamientos ya canónicos a su trabajo —como los de Evodio Escalante y Edith Negrín, por mencionar sólo dos entre los más visibles—, pero no deja de parecer poco Estos diez perfiles revueltianos si pensamos en la impresionante cantidad de páginas que dejó el oriundo de Santiago Papasquiaro, páginas en las que reflexionó con hondura sobre nuestra realidad y donde
acaso tocó los registros narrativos más dolientes de la literatura mexicana.
Es difícil saber la razón exacta del relegamiento padecido por Revueltas. Quizá no hay una sola, sino varias apiñadas, confusas y todas gravitando en su contra desde que era casi adolescente hasta la fecha. Entre ellas podemos contar la actitud combativa, frontal, que manifestó siempre contra el poder y sus acólitos, lo que con el paso del tiempo generó resquemores de difícil evaporación, odios que nunca se han disuelto. También ha pesado en esto, quizá, el grado de dificultad que presenta la mayor parte de sus escritos; artista interesado en el examen profundo de nuestra circunstancia, jamás dejó de recurrir —entre otras disciplinas— a la filosofía para ahondar en la realidad del hombre y explicarla, sin cortapisas, mediante el ensayo, la novela, el cuento, la crónica, el guión, el teatro, la memoria, el manifiesto, incluso la poesía.
Al margen pues de la avenida por donde caminó y sigue caminando la mayoría, Revueltas articuló una obra poderosa, plena de significados, de evocaciones, de dudas y certezas, de tropiezos, de logros, de incomprensiones, de escándalos y permanentes desafíos. El silencio no fue lo suyo, y su voz escrita atronó con toda la fuerza de su tinta en cientos, en miles de papeles.
Diez escritores se han sumado a este sincero homenaje. Gabriel Castillo nos confiesa el azoro que le han producido lecturas recientes a Revueltas, y establece un correlato entre el duranguense y Albert Camus. La maestra María Rosa Fiscal hace énfasis en la capacidad poética que tenía Revueltas para dibujar el espacio, para crear climas narrativos envolventes, cerrados y opresivos incluso allí donde los hombres se ubican al aire libre. Gerardo García Muñoz, por su parte, hace un recuento de la obra revueltiana con pespunteos hacia su asombrado y permanente recuerdo personal, siempre agradecido con el narrador norteño. Bertha Rivera explora facetas de la vida de Revueltas, como su humor y su entereza ante la contracorriente sobre la que navegó toda su vida. Literatura y militancia son los flancos asediados por Vicente Alfonso, flancos que se confundieron durante toda la trayectoria vital de quien escribió Los muros de agua, novela, precisamente, que es primer ejemplo de esas dos preocupaciones. Angélica López Gándara explora el paradójico encuentro de Revueltas con la figura de Dios, un debate íntimo que se manifestó, sobre todo, en su quehacer narrativo.
El modo revueltiano de asumir el realismo es indagado por Fernando Fabio Sánchez, quien para ello trae a la mesa el famoso prólogo sobre la visita de Revueltas al lazareto de Guadalajara. José Everardo Ramírez hace un apretado recorrido por la obra de Revueltas y nos recuerda la importancia que su densidad crítica tiene, o tendría, en “la era del vacío” que atravesamos. Jesús Alvarado recuerda el valor de los cuentos revueltianos y plantea que pueden ser modelos de ficción crítica contra la realidad enajenante. Cierra el libro un poema de Julio César Félix cuyo énfasis recae en dos ideas claves en la vida y la obra del homenajeado: el olvido y su contraparte, la memoria.
Al opinar sobre Revueltas, Carlos Monsiváis ha logrado condensar en un párrafo el sino que persiguió ayer y sigue persiguiendo hoy al escritor de Durango:

¿Por qué tarda tanto y por qué se entrega con tanta mezquindad el reconocimiento literario a Revueltas, a su brillantez poética, a la complejidad de sus personajes y situaciones, a su ir a fondo en el examen de la descomposición que es el rostro no tan secreto de una parte de la sociedad? Muy probablemente esto se deba a su radicalismo que atemoriza, a su rechazo desdeñoso de la sociedad cultural y a la dificultad de gran número de posibles lectores de captar los diversos niveles de estas novelas. Revueltas no concede, y de allí el alejamiento sin concesiones que se le reserva a su obra.

Estas páginas son, o al menos tratan de ser, un impulso en sentido contrario al señalado por Monsiváis: buscan abrir puertas al lector no iniciado, invitarlo a convivir con la
poderosa literatura y el agudo pensamiento de José Revueltas, el rebelde inextinguible.

Comarca Lagunera, noviembre y 2014}

Texto de presentación del libro Perfiles sobre José Revueltas, colectivo, Instituto de Cultura del Estado de Durango, Conaculta, Centro Cultural José Santos Valdés, Universidad Iberoamericana Torreón, 2014, Durango, 98 pp. Fue presentado el 25 de marzo de 2015 en el Teatro Centauro de Ciudad Lerdo, Durango.