Este libro es un breve repaso a la fecunda vida de José Revueltas
en el año de su centenario. Entre otros valores, tiene la peculiaridad de haber
sido configurado por escritores nacidos, radicados o espiritualmente cercanos
al ámbito de Durango, estado en el que nació el autor de El apando. No
se trata, sin embargo, de una obra para especialistas, sino de
un asedio múltiple y amable, con tono divulgativo, a uno de los intelectuales
mexicanos más polémicos, interesantes y poliédricos del siglo XX.
Menos leído de lo que merece, Revueltas también ha padecido
cierta indiferencia de la crítica. Es verdad que hay acercamientos ya canónicos
a su trabajo —como los de Evodio Escalante y Edith Negrín, por mencionar sólo dos
entre los más visibles—, pero no deja de parecer poco Estos diez perfiles
revueltianos si pensamos en la impresionante cantidad de páginas que dejó el
oriundo de Santiago Papasquiaro, páginas en las que reflexionó con hondura
sobre nuestra realidad y donde
acaso tocó los registros narrativos más dolientes de la
literatura mexicana.
Es difícil saber la razón exacta del relegamiento padecido por
Revueltas. Quizá no hay una sola, sino varias apiñadas, confusas y todas gravitando
en su contra desde que era casi adolescente hasta la fecha. Entre ellas podemos
contar la actitud combativa, frontal, que manifestó siempre contra el poder y
sus acólitos, lo que con el paso del tiempo generó resquemores de difícil evaporación,
odios que nunca se han disuelto. También ha pesado en esto, quizá, el grado de dificultad
que presenta la mayor parte de sus escritos; artista interesado en el examen
profundo de nuestra circunstancia, jamás dejó de recurrir —entre otras
disciplinas— a la filosofía para ahondar en la realidad del hombre y
explicarla, sin cortapisas, mediante el ensayo, la novela, el cuento, la
crónica, el guión, el teatro, la memoria, el manifiesto, incluso la poesía.
Al margen pues de la avenida por donde caminó y sigue caminando
la mayoría, Revueltas articuló una obra poderosa, plena de significados, de evocaciones,
de dudas y certezas, de tropiezos, de logros, de incomprensiones, de escándalos
y permanentes desafíos. El silencio no fue lo suyo, y su voz escrita atronó con
toda la fuerza de su tinta en cientos, en miles de papeles.
Diez escritores se han sumado a este sincero homenaje. Gabriel
Castillo nos confiesa el azoro que le han producido lecturas recientes a
Revueltas, y establece un correlato entre el duranguense y Albert Camus. La
maestra María Rosa Fiscal hace énfasis en la capacidad poética que tenía
Revueltas para dibujar el espacio, para crear climas narrativos envolventes, cerrados
y opresivos incluso allí donde los hombres se ubican al aire libre. Gerardo
García Muñoz, por su parte, hace un recuento de la obra revueltiana con
pespunteos hacia su asombrado y permanente recuerdo personal, siempre agradecido
con el narrador norteño. Bertha Rivera explora facetas de la vida de Revueltas,
como su humor y su entereza ante la contracorriente sobre la que navegó toda su
vida. Literatura y militancia son los flancos asediados por Vicente Alfonso,
flancos que se confundieron durante toda la trayectoria vital de quien escribió
Los muros de agua, novela,
precisamente, que es primer ejemplo de esas dos preocupaciones. Angélica López
Gándara explora el paradójico encuentro de Revueltas con la figura de Dios, un
debate íntimo que se manifestó, sobre todo, en su quehacer narrativo.
El modo revueltiano de asumir el realismo es indagado por Fernando
Fabio Sánchez, quien para ello trae a la mesa el famoso prólogo sobre la visita
de Revueltas al lazareto de Guadalajara. José Everardo Ramírez hace un apretado
recorrido por la obra de Revueltas y nos recuerda la importancia que su
densidad crítica tiene, o tendría, en “la era del vacío” que atravesamos. Jesús
Alvarado recuerda el valor de los cuentos revueltianos y plantea que pueden ser
modelos de ficción crítica contra la realidad enajenante. Cierra el libro un
poema de Julio César Félix cuyo énfasis recae en dos ideas claves en la vida y
la obra del homenajeado: el olvido y su contraparte, la memoria.
Al opinar sobre Revueltas, Carlos Monsiváis ha logrado condensar
en un párrafo el sino que persiguió ayer y sigue persiguiendo hoy al escritor
de Durango:
¿Por qué tarda tanto y
por qué se entrega con tanta mezquindad el reconocimiento literario a Revueltas,
a su brillantez poética, a la complejidad de sus personajes y situaciones, a su
ir a fondo en el examen de la descomposición que es el rostro no tan secreto de
una parte de la sociedad? Muy probablemente esto se deba a su radicalismo que atemoriza,
a su rechazo desdeñoso de la sociedad cultural y a la dificultad de gran número
de posibles lectores de captar los diversos niveles de estas novelas. Revueltas
no concede, y de allí el alejamiento sin concesiones que se le reserva a su
obra.
Estas páginas son, o al menos tratan de ser, un impulso en
sentido contrario al señalado por Monsiváis: buscan abrir puertas al lector no
iniciado, invitarlo a convivir con la
poderosa literatura y el agudo pensamiento de José
Revueltas, el rebelde inextinguible.
Comarca Lagunera,
noviembre y 2014}
Texto de presentación del libro Perfiles sobre José Revueltas, colectivo, Instituto de Cultura del Estado de Durango, Conaculta, Centro Cultural José Santos Valdés, Universidad Iberoamericana Torreón, 2014, Durango, 98 pp. Fue presentado el 25 de marzo de 2015 en el Teatro Centauro de Ciudad Lerdo, Durango.
Texto de presentación del libro Perfiles sobre José Revueltas, colectivo, Instituto de Cultura del Estado de Durango, Conaculta, Centro Cultural José Santos Valdés, Universidad Iberoamericana Torreón, 2014, Durango, 98 pp. Fue presentado el 25 de marzo de 2015 en el Teatro Centauro de Ciudad Lerdo, Durango.