Mientras el vocero de la casta divina y
rapaz se emPeña en declarar que las reformas traerán beneficios y etcétera,
millones de mexicanos viven sumidos en la desesperación y la creatividad.
Desesperación por la miseria a la que están condenados y creatividad por la
destreza que se necesita para sobrevivir a la andanada de golpes bajos que a
diario —con cualquier salida a la tienda o con cualquier llegada de recibos CFE-Simas-Telmex
y demás— le propina la perruna realidad. Ahora, pues, que anda de moda hablar
sobre salario mínimo nomás para dar la impresión de que es un tema preocupante, no
está de más pensar en la capacidad real de compra que tiene hoy este salario
cuando en teoría debe ser suficiente para cubrir las necesidades básicas de
alimento, vestido, vivienda, educación, salud y esparcimiento del trabajador.
El salario mínimo, nadie lo ignora, es un
trágico hazmerreír. Enunciar su monto provoca burlas inmediatas, dado que hasta
el más servil de los lambiscones del poder entiende que con una cantidad de dos
mil pesos mensuales sólo alcanza para barnizar el sufrimiento. La cifra es tan
pequeña que en los hechos equivale a nada. Es, dicho en correcto mexicano, una
mentada de madre, la forma menos sutil de borrar cualquier esperanza de
bienestar —presente y futuro— para los trabajadores.
El deterioro provocado por gobiernos
infalibles en su perversidad, y aquí incluyo, obvio, al actual, ha sido tan
hondo que al mes se necesitan varios salarios de este monto para paliar apenas
las necesidades básicas de cada familia. En otras palabras, cada trabajador
sabe, con cálculos caseros, que si no le trepa otros salarios al salario
mínimo, su vida se convertirá en un infierno que en sus llamas arrasará todo:
el sustento, la salud, la educación, todo.
La revista Nexos tiene un ejercicio ilustrador. No podrán verlo en masa los
obreros, los indígenas, los trabajadores del campo, pues está en internet y el
internet es inaccesible para ellos. Sirve entonces, sobre todo, para que los
clasemedieros nos demos una idea de la megamadriza que requeriría ponerse un
trabajador con salario mínimo si desea alcanzar nuestros ingresos. El tanteo es
planteado con esta introducción: “Más de 6 millones de mexicanos ganan el
salario mínimo que, en la zona A, es de 67.29 pesos al día o de 2,019 pesos al
mes. ¿Podrías vivir con el salario mínimo? Ingresa las cantidades mínimas que
crees que necesitarías para cubrir las necesidades básicas ¿Tendrías que
trabajar más horas?”. La pregunta final tiene sólo una respuesta: sí. Nadie que
eche un vistazo al Nexos en línea
quedará listo para ser feliz con los 2,019 pesos del salario mínimo que
corresponde a la zona A, y a fuerza deberá trabajar más, mucho más, para pagar
sus satisfactores básicos.
El formulario pregunta cuánto dinero gasta
uno en comida, vivienda, educación, servicios, transporte, salud,
entretenimiento y todo lo que a diario requerimos para ir atravesando por la
vida. El resultado es la suma de todas esas erogaciones, cifra que a su vez es
planteada en términos de tiempo laboral mediante esta afirmación: si ganara el
salario mínimo, usted necesitaría (xxxx) horas de trabajo para pagar lo que
necesita.
Tras hacer la prueba, el resultado es
escalofriante, lo que demuestra el pavoroso estado en el que se encuentra el
salario mínimo mexicano y en general el deterioro del poder adquisitivo de cualquier
trabajador.
Frente a esta realidad todo optimismo declaratorio,
como el que se ha dado estos días debido a las reformas, jiede a cruel demagogia.