sábado, agosto 02, 2014

Instrucciones en la heladería




















En mi reciente viaje a Parras me prometí una total, o casi total, desconexión de mis actividades habituales. Esos cinco días estaban destinados por completo para mis hijas, así que no cargué con la lap top, me quité el reloj de pulsera y aunque cargué el celular me impuse el encargo de no echar un ojo al buzón del correo electrónico, ni al blog ni a tuiter. Más: ni siquiera cargué un libro para evitar que un pedazo de papel robara tiempo a mis pequeñas. La fórmula me funcionó casi a la perfección: sólo leí links a notas periodísticas acarreadas por tuiter y algunos mails que por supuesto no contesté. Creo no equivocarme si afirmo que no tuve un solo sobresalto durante el viaje y todo transcurrió con nirvánica tranquilidad.
Bueno, también “casi”. Me sentía en la paz absoluta de aquel oasis cuando en una heladería vi el instructivo que me inquietó. Parecido a los que nos indican qué hacer en caso de incendio o sismo, éste lucía un encabezado peculiar: “Qué hacer en caso de balacera”. Siempre he tratado de ser observador, y reparé en el aviso porque jamás lo vi en negocios laguneros. Le hice una foto, claro, porque me pareció extraño que en Parras, súmmum de sosegado aislamiento, se aleccionara a los clientes sobre cómo reaccionar ante la contingencia del fuego cruzado.
La sintaxis del instructivo no era precisamente la de un estilista de la lengua castellana, y los dibujos de señalética de alguna manera incurrían en cierto humor involuntario, pero todo junto lograba el propósito de ayudarnos a maniobrar en medio de los hipotéticos plomazos. Las indicaciones eran, obvio, sintéticas: “1. Ante todo conserva la calma”, y aquí el monito de señalética que simplemente nos mira de frente. “2. Tírate al piso y busca dónde resguardarte, no te levantes rueda y arrástrate”, y aquí el monito en posición de gateo. “3. Utiliza los muros de concreto y permanezca acostado, tranquilo(a) y lejos de ventanas”, y aquí el monito recargado en una pared de ladrillo que al lado luce la imagen de un estallido como de bomba. “4. En vehículo, agáchese y proteja con su cuerpo a los menores, y evite salir huyendo a alta velocidad”, y aquí un mono adulto y otro niño dentro de un coche”. “5. Resista la tentación de levantarse o correr”, y aquí un monito corriendo dentro de un círculo atravesado con una raya para indicar la restricción. “6. Evita ser un héroe, no confrontes a los delincuentes”, y aquí el mismo círculo, la raya restrictiva y dentro las siluetas de Batman y Robin. “7. No tome fotos ni trate videograbar la situación”, igual, el círculo, la raya diagonal restrictiva y una cámara fotográfica. “8. Sea paciente. Espere que la actividad cese por lo menos 20 minutos”, y aquí un monito de señalética haciendo yoga en la famosa posición de loto.
Durante el calderonato genocida e impune los laguneros padecimos balaceras un día sí y otro también. Nunca, que yo recuerde, las autoridades federales responsables de la violencia inducida y funcional al propósito intimidatorio del gobierno nos informaron con claridad sobre nada. Ni sobre lo que estaba pasando ni sobre lo que debíamos hacer en caso de balaceras. No le importaba.
Mejor una mano anónima, con mala prosa y deficiente diseño gráfico, pero buena voluntad, trató de orientarnos ante una realidad que en cualquier parte, hasta en Parras, nos podía colocar en medio de ráfagas propiciadas por la delincuencia de los delincuentes y la del gobierno, que fue y sigue siendo la peor.