Jales sobre habla lagunera
(Torreón, 2014, 115 pp.) continúa la serie de publicaciones que Saúl Rosales ha
redondeado en los años recientes, todas estrechamente vinculadas a su trabajo
como periodista cultural en La Laguna. Me refiero a los libros sobre música
clásica, teatro y, ahora, sobre peculiaridades del habla lagunera. A ellos debo
añadir los dos que ha dedicado al personaje más importante de la literatura: Un año con el Quijote y El Quijote, periodistas y comunicadores.
Tiene, por lo que sé, otro con acercamientos críticos a la literatura lagunera
de reciente hechura, de manera que entre los seis (cinco impresos y uno por
serlo) atravesamos los más importantes intereses del autor: la música, el
teatro, el periodismo y la literatura.
El
nuevo libro de Saúl Rosales contiene veinte piezas entre artículos y ensayos.
Dado que en su origen ocuparon las páginas de suplementos, periódicos y
revistas, todos son accesibles para cualquier lector. Lo único que Jales… demanda es, pues, un poco de interés,
un poco de curiosidad, la misma que en términos generales un lector común puede
tener por otras muchas materias, como la política o el cine.
Estuve
en la presentación y fui testigo, precisamente, del interés que despertó en el
público. Las palabras de los presentadores y del autor duraron tanto como la
ronda de preguntas y respuestas, y eso asombra, ya que solemos ubicar las
preocupaciones lingüísticas sólo entre aburridos especialistas de cubículo. Jales… dejó claro que la inquietud por
el habla, por la palabra de la conversación diaria, despierta interés casi en
cualquiera siempre y cuando tenga a la mano focalizaciones accesibles.
Estas
focalizaciones accesibles son las que hace Saúl Rosales en cada una de las
estancias que configuran Jales… Como
él lo dijo, el origen remoto de estos acercamientos al habla lagunera se
encuentra en su radicación foránea, que duró veinte años. Al regresar a La
Laguna, Saúl pudo notar mejor las peculiaridades del habla lagunera en
contraste con las del DF, lo que poco a poco fue registrado en artículos y
ensayos que muchos años luego, o sea hoy, han sido recogidos en las páginas de Jales…
Así
como sólo es posible destacar rasgos de identidad por contraste con otras
identidades, Saúl Rosales, corresponsal de la Academia Mexicana de la Lengua y
actual director de bibliotecas en Torreón, reencontró las voces de su infancia
y pudo anotar sus características. Este reencuentro y este acopio sirvieron
para que luego despertara en otros, ahora lo sabemos con claridad, un apetito
semejante. Por ejemplo, su ensayo “Herencia náhuatl en el habla lagunera” tiene
un carácter de innegable precursor, dada la fecha de su escritura.
Jales…
tiene, insisto, el tono de la filología amena, la misma que practicaron Arrigo
Coen (en Para saber lo que se dice),
José G. Moreno de Alba (en Minucias del
lenguaje), Daniel Balmaceda (en Historia
de las palabras), Ricardo Espinoza (en Por
si las dudas) o Álex Grijelmo (en La
punta de la lengua). Su importancia para nosotros, sin embargo, es otra y
doble: vale porque trabaja con la arcilla de nuestra habla y vale porque, por
eso mismo, ha sido aquí, y estoy seguro que seguirá siendo, detonante de otras
exploraciones.