Nada como ver las fotos de los hijos pequeños para comprobar que el tiempo corre a la manera de Usain Bolt. Ni siquiera es necesario esperar mucho. Algún día vaciamos las imágenes a la computadora y unos pocos meses o años después, así nomás, las repasamos por cualquier motivo, por nostalgia o lo que sea, para toparnos con esta verdad: nosotros, ya adultos, quizá nos percibimos más o menos con la misma traza; tal vez más kilos, más canas, más arrugas, pero terminamos creyendo que el tiempo no nos ha modificado tanto. Pero todo es que abramos la carpeta de los hijos y se nos viene encima la contundente evidencia: el tiempo se evapora como charquito en un desierto.
Me acaba de pasar. Buscaba una imagen de otro asunto y
reencontré dos fotos casi idénticas de mis hijas segunda y tercera. Recuerdo
cuándo, dónde y por qué las tomé así. La primera fue lograda en el colegio La
Paz, de Torreón, donde mi primera hija cursaba el segundo año de primaria y aquel día tuvo un festival; allí, mi segunda hija lloró un poco por no sé qué motivo y su
cara refleja una ternura que hasta la fecha me conmueve. La segunda foto fue
captada en el gimnasio de estimulación temprana Mi Nene; la pequeña anda por
eso en calcetines y me mira con cierta impaciencia, como apurándome a que dé
click para seguir jugando.
Esas dos imágenes revelan algo más: porque todavía era
posible, me gustaba tomar fotos desde el plano aéreo a mis escuinclas. No era necesario
subir a una silla ni nada de eso, pues con sólo levantar un poco los brazos yo
podía captar esa extraña perspectiva, un encuadre que agrandaba sus cabezas y
les daba una apariencia similar a la de los peluches llamados The Dogs, unos perritos
cabezones que estuvieron de moda alrededor de 2002.
Hoy, casi diez años después, para obtener imágenes similares
necesitaría ayuda de una silla. Yo, en apariencia, me detuve un poco en el
tiempo; ellas siguieron creciendo a toda velocidad. Lo único, eso sí, que se
mantiene exactamente igual es mi gusto por tomarles fotos aunque ya no pueda
hacerlo desde mi amada perspectiva aérea.