Este jueves tendré la fortuna de presentar el número que conmemora el año décimo de la revista Acequias. Lo haré en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, y compartiré mesa con el narrador Élmer Mendoza (recién galardonado con el Tercer Premio Tusquets de novela) y con los dos actuales encargados de Acequias: Édgar Salinas Uribe y Julio César Félix. Como algunos sabemos, Acequias es un producto editorial de la UIA Laguna, y se ha convertido, a lo largo de una década, en la revista de su índole más importante de la comarca lagunera.
Vi de cerca su nacimiento y compartí sus líneas editoriales durante cerca de nueve años, de ahí que me sienta profundamente identificado con su labor. Conviví en esas páginas con, calculo, más de cien colaboradores, y en todos los casos fue sumamente placentero dictaminar textos cuya calidad era, en general, indiscutible. Acequias fue también un espacio para afianzar estrechas relaciones de trabajo; no puedo omitir, por esto, los nombres de sus dos principales editoras de la primera época: Cristina Solórzano Garibay y Mariana Ramírez Estrada, quienes hicieron un trabajo digno de los mejores calificativos.
Además de colaborar con cuentos, reseñas y ensayos varios, las autoridades de Acequias me permitieron editorializar sus páginas. Lo veo un tanto lejano ya, pero creo que no ha envejecido el propósito expresado en el primer editorial que articulé para ese espacio:
“‘Acequia’, apunta el Diccionario de la Real Academia, debe su étimo al arabismo as-saqiya, que significa ‘la que da de beber, la reguera’, y en el uso propiamente castellano designa a la ‘zanja o canal por donde se conducen las aguas para regar o para otros fines’.
Si tal es la definición, para bautizar a la revista que con este número estrena sus empeños no pudo elegirse vocablo más preciso dado el tino de su forma y de su contenido; por varias razones esta' palabra implica no sólo a la Universidad Iberoamericana Laguna, sino a su entorno geográfico y al propósito de la publicación naciente. Vayamos por partes. Lo más evidente es la presencia de nuestras siglas —UIA— en la voz ‘acequias’, detalle que hubiera sido suficiente para elegir dicha palabra como nombre de este espacio.
Pero hay más: nadie ignora que la Comarca Lagunera es una región edificada en tomo a la munificente agricultura, todos sabemos que en el ámbito rural se encuentran los orígenes de las ciudades hermanadas por el topónimo Laguna. y allí, en nuestro campo, ‘acequia’ no solamente es una palabra de uso común, sino también un instrumento imprescindible para cristalizar el cíclico verdor de los cultivos.
Luego entonces, Acequias se erige como metáfora de un proyecto impostergable: irrigar con sus aguas —léase con sus ideas— el terreno cultivable al interior de la Universidad que nos acoge, vencer al desierto de la incomunicación y del silencio, convertirse en ‘zanja o canal’ por donde avancen las palabras necesarias para augurar buenas cosechas. Este racimo de páginas pretende ser, en suma, una parcela fértil atravesada por nuestras Acequias de divulgación y de conocimiento.
Verba volant, scripta manent, es decir, las palabras vuelan, la escritura permanece, observa la célebre sentencia latina. Esta publicación quiere hacerla suya y, con el mayor entusiasmo de sus acequieros, toma por asalto a la tinta y al papel para que el líquido vital de nuestras ideas fluya hacia lo mejor del hombre, a la verdad de la escritura que ahora, como siempre, nos engrandece y nos libera”.