El
escritor uruguayo Martín Palacio Gamboa me preguntó que si en México usamos el
verbo “ningunear”. Mi respuesta, claro, fue de inmediato afirmativa. “Ah, muy
bien —dijo Martín—; acá también usamos ‘algunear’ cuando se da importancia a
alguien que no la merece”.
Lo
cierto es que el nacimiento de nuevos verbos es frenético, y su creación
obedece al desarrollo de una acción que carecía de verbo propio, de allí que se
le invente como derivado, sobre todo, de un sustantivo.
Además
de “ningunear”, traigo diez casos frescos o no de remota aparición en el
español cercano.
Malmodear.
Tratar como malos modos, de manera tosca. “Llegué a la oficina y me malmodeó”.
Basurear.
Considerar a alguien de poca importancia y minusvalorarlo. “Al hablar de mí
siempre me basurea”.
Perrear.
Regañar. “Hice mal la tarea y me perreó”. También, en otro contexto, bailar
restregando el trasero en una persona colocada a la espalda. “En la fiesta
perreó con tres”.
Fotocredencializar.
Legendario verbo, puesto en circulación por la propaganda oficial cuando el
gobierno añadió foto a las credenciales de elector. Fue de uso muy breve.
Basificar.
Horrible y usado principalmente en el contexto magisterial mexicano como
sinónimo de “conseguir la base” laboral. “Ayer basificaron a mi hijo”.
Aperturar.
Espantoso y de uso cada vez más frecuente sobre todo en el argot bancario.
“Mañana aperturaré una cuenta de mi mamá”.
Accesar.
Innecesario por “acceder”. “La indicación es que accesemos con nuestra contraseña”.
Bancarizar. Incorporar un ítem o cliente al sistema bancario. “Ya no te pagan si no estás bancarizado”.
Guatsapear. Usar el WhatsApp. “Todo el día está gatsapeando”.