miércoles, enero 18, 2023

Tradiciones mancilladas

 







Hace dos semanas, en la pasada ingesta de la rosca de reyes, vi de nuevo la presencia voraz de un mercado que no deja de meter sus manotas en las tradiciones. No es por ser conservador, que es casi lo mismo que decir retrógrado, pero las tradiciones son las tradiciones, es decir, costumbres que se heredan de generación en generación y en teoría deben conservar los mismos rasgos en cada cambio de estafeta. Incluso etimológicamente la palabra “tradición” supone eso: viene del latín tradere, que significa “transmitir”, “entregar”. Pues bien, no sé si estaba mal informado pero hasta ahora noté que las roscas de este año traían una innovación aparte de los rellenos que también hace poco les incorporaron; ahora sus monitos eran de colores, y en algunos casos no eran bebés, sino reyecitos y otras figuras. ¿A quién se le ocurrió esto? No sé, pero ciertamente “la tradición” no sumó tal novedad.

Ya hace mucho pasó lo mismo con el papel picado, el que usamos sobre todo en el Día de los Muertos que también sirve como ornamento “mexicano” al margen del 2 de noviembre. Para hacerlo de acuerdo a la costumbre se cortaba el papel a mano y así se obtenían figuras cuya vistosidad dependía de la pericia en los cortes manuales. Hoy ese papel picado exhibe figuras complejas (calaveras, letras…), obtenidos mediante suajes, es decir, con máquinas, en vulgar serie.

No sé de danzas locales, y sólo identifico, junto con el atuendo, la de matachines. En las últimas peregrinaciones que he podido ver, muchas indumentarias tienen diseños, brillos y lentejuelas totalmente ajenos a los usados por décadas.

Dada la cercanía de diciembre, todavía en estos días hay nacimientos en muchas casas. Algunos tienen figuras de barro con los materiales y los acabados tradicionales algo rústicos. Otros suman figuras con aspectos modernos, disruptivos, de la era digital.

No es exactamente lo mismo, pero las playeras de equipos de futbol tuvieron durante años un diseño específico, el “tradicional”. Ahora los clubes ofrecen variantes cuyo objetivo es, sin duda, sólo vender, y las cambian temporada tras temporada. Han logrado incluso que esto parezca normal, que haya aficionados adictos a la compra de los diez modelos lanzados a la venta cada semestre. Increíble.