El libro Patología de
la pobreza (El Colegio Nacional, México, 2017, 57 pp.) es un documento
breve y contundente sobre los estragos que la pobreza inflige al ser humano. En
general es algo que inferimos: a mayor desventaja económica, mayor grado de
cercanía de la enfermedad, es decir, de la muerte. Su autor, Ruy Pérez Tamayo
(Tampico, 1924), es una eminencia en el ámbito de la medicina mexicana que en
el caso de este libro ha resumido la estrecha relación entre la precariedad y
el deterioro físico acelerado. Es, por ello, un material que nos alerta sobre
la necesidad de avanzar en la mejoría de la calidad de vida como base de la
salud/longevidad.
“Pobreza y enfermedad”, “La patología de la pobreza” y “Las
enfermedades crónicas y la transición epidemiológica en México” son los tres
ensayos que configuran el libro. Pérez Tamayo —quien fue fundador y director durante quince años la Unidad de Patología de la Facultad
de Medicina de la UNAM en el Hospital General de México, y durante diez años del
Departamento de Patología del Instituto Nacional de la Nutrición— observa que
en principio es necesario analizar “las consecuencias de la pobreza en los
distintos aspectos de la vida humana que tienen relación con la enfermedad,
como la ignorancia, la desnutrición, las malas condiciones higiénicas, la ausencia
de planificación familiar, etc.”. Por ello, añade, “Para combatir con eficacia
la patología de la pobreza lo que se necesita no es más ciencia médica o más
hospitales, sino simplemente más riqueza”.
De los aportes del doctor Alejandro Celis (primero
que planteó en México la relación entre pobreza y patología), Pérez Tamayo
cita, entre otros, que en los setenta “los enfermos del Hospital General [donde
trabajaba Celis] de la SSA estaban mucho más desnutridos y tenían lesiones más
avanzadas, cuando fueron vistos por primera vez en esa institución, que los
pacientes de la consulta privada”.
La crítica a nuestro sistema de salud debe pasar
primero, concluimos, por modificar las condiciones que hacen posible no tanto
la enfermedad, sino la miseria. “La salud es un derecho —señala el autor—, pero
tal derecho se vuelve inoperante en la miseria. La buena nutrición no es
posible cuando no hay ni qué comer, ni dinero (…), ni trabajo para ganar
dinero, ni educación para aprender a trabajar…”.
Patología de la pobreza es, por todo, un librito
que mueve a reflexión sobre el imperativo siempre acuciante de generar y
distribuir mejor la riqueza.