jueves, junio 14, 2018

Delirios en la red

















Las redes sociales son hoy la pantalla donde se proyecta buena parte del ánimo ciudadano. Suelen crear, por ello, cierta credulidad en sus usuarios. En Twitter, por ejemplo, dado que uno sigue cuentas afines, sentirá que todo se cantea hacia su flanco ideológico, que todo marcha de maravilla para los nuestros. Se da el caso, incluso, del fanatismo que desorbita la credulidad y la convierte en redonda estupidez. Ocurre cuando alguien difunde información (videos, sobre todo) espesa de patrañas flagrantes pero ornamentada con alguna pátina de seriedad.
No me refiero, pues, aquí, al video chusco o paródico hoy tan de moda, sino al que se quiere pasar de lanza con sospechoso tono sobrio. Gracias a esta basura he llegado a pedir, casi a suplicar, que seamos menos laxos a la hora de estampar un like o retuitear, pues lo único que hacemos con eso es diseminar falacias. Una buena política, por ello, sería bloquear a los impulsores indiscriminados de sandeces, hacerles ver que en el reborujo actual de la comunicación no es pertinente hacer más ruido.
Sin embargo, a veces no es fácil discernir qué documento parte de la autenticidad y qué otro es un reptil engañoso. Excluyo de esta lista los videos dramatizados que buscan con descaro llevar agua a sus molinos (véase en este momento uno, sin firma y harto idiota, en el que ladrones y secuestradores piden perdón a sus víctimas tal y como “va a hacerlo ya sabes quién” con los delincuentes). No, hay otros más sutiles, como uno que vi hace poco y en realidad es, o al menos parece ser, una extraña vuelta de tuerca en el mundo de la propaganda negativa. Lo describo.
Un tipo con voz de locutor se graba a sí mismo en su computadora. Viste una playera blanca muy simple y una gorra de pelotero con el logo del PRI harto visible. Comienza con un saludo para la comunicadora Martha Debayle y luego emprende una crítica sospechosamente delirante contra los opositores de Peña Nieto. Señala que el precio de la gasolina es benéfico para la salud, ya que la gente camina más y mitiga el problema de la obesidad; apunta que el precio del dólar es ventajoso ya que si un turista llega y da un dólar de propina, es mejor que sean 20 pesos y no 14; por último, explica que el alto precio de la tortilla obliga a que la gente no se haga tacos con dos tortillas, sino con una, lo que también redunda en una mejor salud.
Este documento es tan grotesco que parece producido por los enemigos del PRI, aunque en el río revuelto ya no se sabe. Lo mejor, como digo párrafos arriba, es cerrar la puerta a lo sospechoso, bloquear lo que parezca no tener abuela.