Cuando comencé mi trayectoria de padre de familia busqué en La Laguna lugares adecuados para pasear a mis pequeñas. Como tantos, básicamente hallé lo mismo: la alameda y sus jueguitos, el bosque y su tobogán, los cines, la plaza principal de Lerdo, nuestros museos, no mucho. La asignatura del zoológico o algo parecido no podía contarse entre las posibilidades locales, así que alguna vez la encontré fuera: en León, Guanajuato, y en El Paso, Texas. Inconcebible, pues, era la idea de tener algo parecido en la región.
El domingo pasado, sin
embargo, me llevé una grata sorpresa en el Aviario Lira. Ubicado casi a la vera
de la carretera a Mieleras, en Torreón, tuve la oportunidad harto rara de ver
especies de animales inhallables de otro modo en La Laguna. Su especialidad,
obviamente, son las aves, pero ha incluido algunos lémures y asombrosos monos
tití cuya reproducción ya fue posible en ese espacio.
Durante mi recorrido,
que duró al menos dos horas, leí con atención las cédulas informativas
relacionadas con cada especie y sentí el misterioso vértigo de ver aves cuyo
colorido y canto pasman a quien jamás las ha visto así de cerca. En todo
momento pensé en dos hechos: el primero, las dificultades que entraña mantener
en pie semejante emprendimiento, dado lo difícil y costoso que resulta y lo
profundamente comprometido que debe estar quien lo sustenta; y segundo, lo
maravilloso que debe resultar ver algo así con ojos de niño.
Nunca en mi infancia vi
un tucán o una kakatúa. En el circo, ciertamente, pude apreciar la triste
belleza de animales raros y condenados a un trotamundismo aherrojado, pero
además de que siempre me pareció cruel, no permitía una observación próxima. El
Aviario Lira es una iniciativa familiar encabezada por Yolanda Lira, su
directora, quien ha conseguido algunos apoyos oficiales para levantar tan
desafiante proyecto, aunque es necesario decir que son ella y su familia
quienes le han dado solidez.
Sé que hay recorridos
guiados para escuelas, y me da gusto pensar que decenas de niños laguneros
pueden acceder a esta experiencia. Lo que desearía en todo caso es que el
siguiente gobierno estatal, quede quien quede, ponga los ojos en el Aviario
Lira, le asigne un apoyo fijo y permita que los laguneros y quienes nos visitan
tengamos este espacio permanentemente y en excelentes condiciones, como lo
merece la asombrosa fauna ya reunida por la familia Lira.
Nota. Son mías las fotos que acompañan este post.
Nota. Son mías las fotos que acompañan este post.