Siempre
sentí atinada la expresión “tribus urbanas” para designar a los grupos
configurados azarosamente en las ciudades. En efecto, dentro del espacio
colectivo, más si es grande como el del DF, se articulan submuchedumbres
identificadas en principio por sus rasgos exteriores: la ropa, el corte de
pelo, algún maquillaje o accesorio y demás, y en el interior por sus gustos
culturales, sobre todo la música. Así, muchos periodistas y no pocos académicos
ubicaron “tribus urbanas”, todas marcadamente distintas, como los punks, los
emos, los metaleros, los rastafaris, los darks, los otakus, los skaters y varias
más.
Con
la llegada de las redes sociales han sido construidos los guetos digitales
correspondientes, aunque también, dada la naturaleza de esos espacios, es muy
fácil que, por ejemplo en Facebook, uno conviva al mismo tiempo con un darketo que
con una grupie de Paquita la del
Barrio. En Whatsapp es posible cerrar más las tribus, aunque aún allí es
visible la individualidad. Por más tribales que seamos, pues, no deja de
aflorar la personalidad de cada participante, de manera que hasta el grupo de
“Whats” más ordinario tiene sus fichitas. A continuación, algunos miembros distinguidos
de cualquier tribu whatsappera (pueden ser hombres o mujeres):
El
Pablocoelho. Sin piedad manda mensajes de autoayuda, estampas que buscan
levantar el ánimo del grupo, socorrernos en caso de depresión. Al octavo
mensajito del día te motivó tanto que sientes ganas de matarlo.
El
Chistín-Chistón. No cesa de enviar memes, gifs, relatos cómicos, videos de
tropezones y bromas racistas, clasistas, sexistas y todo lo que termine en
“istas” siempre y cuando sea jocoso. Es un Polo Polo de clóset o un Jojojorge
Falcón incomprendido.
El
Madreteresa. Siempre comparte buenas causas sociales y nos impulsa a cambiar el
mundo, a no permanecer indiferentes ante el desastre. Le respondemos con emojis
solidarios pero no hacemos nada.
El
Volcán. Siempre está en ebullición, manda imágenes sexosas, chicas o chicos
(según sea el caso) para alegrar la pupila. Todos se quejan de este
calenturiento serial, pero nadie quiere que abandone el grupo.
El
Espectador. Además de ser un periódico de Colombia, en Whatsapp es el que nomás
pone manitas con el pulgar levantado. Está en el grupo sólo para sentir que es
incluido en algo.
El Progreso de México. Es el que a veces es mencionado, pero de hecho no existe. No mete ni las manitas.
El Progreso de México. Es el que a veces es mencionado, pero de hecho no existe. No mete ni las manitas.