En
julio de 2010 publiqué aquí uno de los muchos textos editoriales que en esta
columna se han referido, con o sin estilo elíptico, al problema de la violencia
en La Laguna o en México. Llevaba como título “Madrugada internacional” y, como
todo lo que aparece con mi firma en estas páginas, está archivado y visible en
el blog Ruta Norte Laguna desde 2006 a la fecha. En aquel texto, recuerdo, hice
notar con un recurso sencillo que por
fin la violencia lagunera era nota no sólo local, pues la información sobre la
matanza de la Quinta Italia Inn, una de las más brutales que han sacudido
nuestras vidas, apareció en periódicos de todo el planeta.
Mi
preocupación en aquel momento, también documentada en varios textos de esta
columna, era que la violencia padecida por los laguneros no trascendía informativamente
los cerros grises y pelones de nuestra región, que aquí era posible matar por
puños y apenas aparecía algo, una arrinconada notita, en los periódicos de la
capital. Luego de algún crimen multitudinario, como acto casi reflejo yo
hurgaba durante las mañanas en El
Universal, La Jornada, Excélsior, Reforma
y Milenio, y lamentablemente no
sentía el mismo eco periodístico que sí tenían ciudades igualmente violentadas como
Juárez, Tijuana, Culiacán, Reynosa, Laredo y demás. Mi pregunta era obvia, y la
hice: ¿por qué si en La Laguna caen acribillados por decenas no hay una
cobertura periodística nacional? ¿Qué no tenemos la misma importancia que otras
regiones del mapa mexicano? Mi inquietud, obvio, no tenía que ver con el ansia
de glamour, sino con la urgencia de que muchos ojos del exterior vieran el
infierno en el que vivíamos y quizá lo denunciaran.
Pero
ocurrió la masacre de la Quinta Italia Inn, recordamos, y fue entonces cuando
no sólo pasamos a ocupar las primeras planas de los diarios nacionales, sino de
decenas de periódicos y portales de internet en todo el mundo. Pude comprobarlo
con el traductor de Google: La Laguna era noticia internacional, por fin veían
nuestro calvario más allá de Bermejillo y León Guzmán. Así, armé mi columna con la transcripción de los
primeros párrafos de notas publicadas en diferentes idiomas. Por ejemplo, en
italiano decía así (con todo y el error, que no debería serlo ya, sobre la
capital de Coahuila): “Diciassette morti e una ventina di feriti. Questo il
bilancio drammatico dell'ennesimo fine settimana di sangue in Messico. Dove un
commando armato ha fatto irruzione in un centro residenziale dove era in corso
una festa alla quale partecipavano tutti giovani fra i venti e i trent'anni.
Teatro della strage Torreon, capitale dello Stato di Coahuila, una zona a
ridosso della frontiera con il Texas. Il bilancio potrebbe aggravarsi, poiché
alcuni dei ragazzi feriti, condotto negli ospedali della zona, sarebbero in
condizioni molto critiche”.
El
jueves 20 de noviembre de 2014, lo vimos todos salvo quienes habitualmente no
ven esto, decenas de medios de comunicación en el mundo fueron testigos del
clamor que hasta la fecha, creo, es el más sonoro entre todos los que alguna
vez han jalado la atención del planeta hacia nuestro país. Esto es importante,
insisto, no por caché geopolítico, sino porque da fe internacional de que se ha
manifestado una inquietud generalizada y legítima entre los mexicanos, lo que a
su vez posibilita la presencia de organismos y más medios foráneos que puedan luego
exhibir las condiciones en las que se mata, se ejerce la justicia y se
distribuye la riqueza en nuestro país.
Por
último y a propósito del 20-11, un diario alemán comienza su nota del 21 con
estas palabras: “Tausende gingen aus Solidarität auf die Straße”, lo que en el
romance del traductor Google significa “Miles de personas salieron a las calles en solidaridad”.