sábado, enero 14, 2012
Problema de mercadotecnia
Claudia entró ansiosa a la librería en busca del libro sobre el que había leído primores en una reseña por demás optimista. Su título era Instrucciones para ser feliz. Le preguntó al dependiente y el dependiente apenas dibujó un gesto afirmativo; su rostro aún era joven pero ya estaba marcado por el tatuaje inocultable de la desdicha. “Sí, lo tenemos, incluso lo leí hace poco”, dijo el muchacho. “Bien —respondió Claudia—, sólo quería saber si lo tenían. Gracias”.