Gracias al intercambio epistolar con mis amigos lejanos recibo textos por los que me desgarro de envidia. Miguel Báez (Montreal), Laura Nicastro (Buenos Aires), Rogelio Guedea (Dunedin, Nueva Zelanda), Margarita Morales (Valencia) y otros entrañables colegas radicados muy lejos de La Laguna tienen blogs o colaboran en espacios periodísticos y de veras que me mantienen gratamente ocupado con sus párrafos. Uno de esos cuates es Fabián Vique, escritor ya citado alguna vez en este espacio. Vique nació y vive en la municipalidad de Morón, en el llamado Gran Buenos Aires. Colabora una vez a la semana para un periódico de allá y sus artículos son, a mi ver, dechados de ingenio, buena prosa y hondura crítica. Me mandó el más reciente; dice que es un maquinazo, que vale poca cosa, pero así es de modesto aquel cabrón. Lo comparto aquí; su título es “Sobre jardines y senderos que se bifurcan”. Vean nada más qué maravilla, tanto que ya me convenció de retomar el Facebook que nomás usé un mes y me aburrió:
La era atómica, damas y caballeros, ha llegado a este mundo. Como ya habrán adivinado, no nos referimos a la famosa bomba que después de estallar dos veces en Japón, tuvo en vilo a la humanidad durante décadas como amenaza, como posibilidad, como idea del “botón rojo” que haría papilla todas nuestras ilusiones. Estamos hablando de otra clase de atomización: la de los saberes, de los pareceres y de los enseres de este mundo cambiante, multiplicante y muchas veces delirante.
Mal que les pese a los gerentes de los grandes medios de comunicación, las redes sociales y otros recursos de Internet están reemplazándolos. Se van consolidando nuevos paradigmas de comunicación. Las redes se están instituyendo como las nuevas "academias" fundantes de los nuevos cánones. Existen redes para todo y la tendencia es a la multiplicación y la proliferación. Cada quien puede participar de alguna o de muchas, pero nunca de todas. Hay redes múltiples y grupos para todos los gustos. No hay ser humano que no pueda entrar a una red donde hallar a sus almas gemelas. Hay redes de colectiveros, de amantes de la milanesa, de milanesa de amantes, de revolucionarios de pistola o de café, de fumadores de opio, de libres de humo, de chamuyeros, de vendepatrias, de comechingones, de lo que fuere. Hay una red donde uno puede enterarse de los movimientos de sus pares. Los individuos se van haciendo copartícipes de cada fenómeno. El reguero de pólvora funciona a las mil maravillas. El beatle Paul Mac Cartney estuvo en Buenos Aires, llenó dos estadios de River y no necesitó gastar una libra en publicidad. La noticia empezó a circular sin que hicieran falta legiones de muchachos pegadores de carteles en las callecitas de Buenos Aires. Algo análogo pasó con el concierto del Indio Solari en Tandil. La información circula por canales que manejan manos anónimas. Y la peli recién empieza.
Chocolatines
La vida humana, chocolate por la noticia, es finita. El ser humano es un bicho con fecha de vencimiento y con (cada vez más) obligaciones laborales, familiares, etcétera. El tiempo es oro y en los ratos ¿libres? cada quien se va armando con las nuevas redes su propia vestimenta, su adquisición de bienes que lo hagan sentir como perteneciente a algo. Esta dispersión organiza de manera distinta los saberes, los placeres, los gustos.
Joven argentino, ¿cuántos poetas australianos conoce usted? Yo no conozco a ninguno, y eso que mi gremio es el de las letras. Conozco sí, a muchos poetas de Haedo porque agitan su pluma en las redes en las que soy pescado. ¿Es bueno conocer a muchos poetas de Haedo? Solo el altísimo lo sabrá. Quizá de tanto verso local me pierdo los bardos de Oceanía que quizá estén produciendo la mejor versería de la historia. Quizá no. Quizá, quizá, quizá, dice la canción. No se puede estar en dos lugares al mismo tiempo, pero sí se puede usar la tecnología para acortar las distancias y los tiempos de la realidad.
El mundo es ancho, Peuchelle
Joven argentino, ¿cuántos poetas australianos conoce usted? Yo no conozco a ninguno, y eso que mi gremio es el de las letras. Conozco sí, a muchos poetas de Haedo porque agitan su pluma en las redes en las que soy pescado. ¿Es bueno conocer a muchos poetas de Haedo? Solo el altísimo lo sabrá. Quizá de tanto verso local me pierdo los bardos de Oceanía que quizá estén produciendo la mejor versería de la historia. Quizá no. Quizá, quizá, quizá, dice la canción. No se puede estar en dos lugares al mismo tiempo, pero sí se puede usar la tecnología para acortar las distancias y los tiempos de la realidad.
El mundo es ancho, Peuchelle
Con los nuevos saberes y las nuevas erudiciones van surgiendo nuevas enciclopedias y nuevos cíclopes. Hay mundos paralelos, y todos en la misma dimensión. Hace unos días, oí en la radio a un locutor y a sus oyentes, que habían dejado mensajes grabados en un contestador. Uno de los escuchas le preguntaba sobre "bandas rolingas" de Buenos Aires. Yo me quedé congelado, porque no sabía que hubiera una corriente musical con ese nombre. Pero enseguida mi estado pasó a ser el de una estatua de acero inoxidable: el locutor le dijo que conocía ¡decenas! de bandas rolingas porteñas, y le sugería al oyente que, si tenía tiempo, se sentara, porque iba a enumerar algunas de ellas. Era increíble, el tipo no paraba de nombrar bandas de rock porteñas y bonaerenses de cuya existencia acababa de serme revelada.¿Adónde quiero llegar con esta descripción del caos? A lo siguiente: estamos interconectados pero en millones de redes que no se superponen. Son, como decía unas líneas arriba, mundos paralelos. Lo bueno es que se va haciendo más complicada la posibilidad de una sola voz rectora. Lo malo es que nadie puede estar en todos los mundos y se tiene a sobrevalorar la pescadería en la que cada quien chapotea.
Balderrama y Valderrama
¿Adónde iremos a parar? Parece que las guerras que se vienen son las antimonopólicas. Las mujeres y hombres de a pie de este mundo peleando contra los que quieren concentrar la palabra, los medios de producción, la pelota. No de otra manera se explica el éxito del gobierno argentino en la lucha contra Clarín. No fueron necesarias muchas explicaciones para que los habitantes de este suelo suscribieran a la idea de que los monopolios de cualquier índole son perjudiciales para la salud psíquica. Es más saludables tener opciones. Balderrama, el de la canción, y Valderrama, el Pibe, crack de la selección colombiana de los noventa, convivieron en la era previa a la explosión de Internet. Quienes sabían de la existencia de Balderrama supieron de las gambetas del rubio enganche y apuntaron como una curiosidad la diferencia monolétrica. Hoy me da la sensación de que vamos hacia un planeta donde Valderrama y Balderrama no se va a conocer. Me parece que somos los últimos representantes de un mundo donde los submundos compartían mucho espacio. Imagino un futuro donde el rolinguismo sea una galaxia que tenga tanta información rolinguera que no podrá digerir otros saberes, otros entretenimientos, otras visiones del mundo.
Conclusiones parciales
La conclusión más certera será la de al parecer no hay una sola alternativa en el futuro que la atomización, la dispersión y el crecimiento de las redes que agrupan personas por afinidades, gustos o intereses. Tendremos la posibilidad de saberlo todo, pero nuestras limitaciones físicas y afectivas nos harán encerrarnos en determinados munditos. En ellos encontraremos nuestras dichas y desdichas, seremos infinitamente comunicativos e infinitamente antisociales. Seremos hombres de la caverna con el mundo a nuestra merced. Entraremos a todos los jardines que nos llevarán de pasillo en pasillo hasta llegar a la verdad. Creeremos que nuestra cueva es el universo con la misma energía con la que el cavernícola tenía fe en que su mundo era el mundo. Así saldremos a la calle, con el cuerpo y el conocimiento parcializados. El dos mil veinte nos encontrará libres pero atomizados. O mejor dicho atomizados pero libres. Todo no se puede, casi nada se pierde, todo se transforma segundo a segundo.