Nos
asaltan en cualquier conversación, aparecen en el habla como chispazos de
ingenio y con el tiempo puede ocurrir que adquieran carta de permanencia hasta
convertirse, algunas, en lugares comunes, en pinchazos que por desgaste
terminan perdiendo el brillo de su inicial sorpresa. Las llamo “palabras
agazapadas”, expresiones que laten ocultas en otras palabras y a la menor
provocación emergen para asestar una humorada. Todas tienen un fin burlón o
minusvalorativo, son puñaladas contra algo o contra alguien.
Pueden
ser, técnicamente, calambures o metátesis, pero lo de menos es su
categorización retórica. Lo demás es su malicia. Traigo diez ejemplos. Con
ellos quedará más claro, supongo, el sentido de este apunte.
Uno.
En alianza con el subprocurador Pablo Chapa Bezanilla, cuando la vidente
Francisca Zetina, alias la Paca, dizque descubrió el cráneo del diputado Manuel
Muñoz Rocha en el predio El Encanto, no faltó que la apodaran con un juego de
palabras que raya en lo sublime: Paquita la del Cráneo.
Dos.
Siempre se supo del grupo famoso por controlar toda la política en el Estado de
México. Se le conocía como Grupo Atlacomulco. El guiño de malicia fue inevitable,
y la palabra agazapada salió a la luz: Grupo Atracomulco.
Tres.
Una avenida nunca bonita de Torreón es la Presidente Carranza. Apoyados en
esto, los cábulas de acá la rebautizaron con un puyazo devaluatorio: avenida
Pestilente Carranza.
Cuatro.
Ciertos columnistas famosos por asestar golpes, periodicazos, provocaron que
sus víctimas se refirieran a esos espacios con una palabra agazapada: “¿Viste
lo que en su calumnia publicó fulano?”
Cinco.
De un ingenio desbordado es la frase que bajaba el precio a los trabajos de
difusión cultural emprendidos por el Consejo Nacional para la Cultura y las
Artes, cuando existía. Los maloras lo rebautizaron Consejo Nacional para la
Costura en las Tardes.
Seis.
Oí de Gilberto Prado esta expresión también genial. Al referirse a pedir un
“permiso sin goce de sueldo” en la chamba, transfiguró esta fórmula laboral
como “permiso chingoce de sueldo”.
Siete.
La palabra “taquete” obviamente tiene algo de relación con “taco”. Con base en
esta asociación, alguna vez escuché que Alfredo Máynez hablaba de cenar unos
“taquetes de triplay”, donde se vinculan de maravilla los campos semánticos del
mundo maderero y de los tacos de tripas.
Ocho.
También en el universo taquil, una vez me invitaron al restaurante Juanchorrey,
sitio donde sirven tacos de excelente calidad. Quien me convidó hizo la broma:
“Te invito a la taquería Juanchorrillo”.
Nueve.
Hubo aquí una poeta a la que algunos lectores no consideraban eficaz, sino todo
lo contrario. A diferencia de Sor Juana, “La Décima Musa”, esta mujer fue
considerada “La Pésima Musa”.
Diez. Célebre por su cerrazón a ultranza, por su conservadurismo ubicable en la prehistoria de la humanidad, un cardenal mexicano fue rebautizado como “cavernal Juan Sandoval”. Otra genialidad.