sábado, junio 11, 2022

Palabras agazapadas

 








Nos asaltan en cualquier conversación, aparecen en el habla como chispazos de ingenio y con el tiempo puede ocurrir que adquieran carta de permanencia hasta convertirse, algunas, en lugares comunes, en pinchazos que por desgaste terminan perdiendo el brillo de su inicial sorpresa. Las llamo “palabras agazapadas”, expresiones que laten ocultas en otras palabras y a la menor provocación emergen para asestar una humorada. Todas tienen un fin burlón o minusvalorativo, son puñaladas contra algo o contra alguien.

Pueden ser, técnicamente, calambures o metátesis, pero lo de menos es su categorización retórica. Lo demás es su malicia. Traigo diez ejemplos. Con ellos quedará más claro, supongo, el sentido de este apunte.

Uno. En alianza con el subprocurador Pablo Chapa Bezanilla, cuando la vidente Francisca Zetina, alias la Paca, dizque descubrió el cráneo del diputado Manuel Muñoz Rocha en el predio El Encanto, no faltó que la apodaran con un juego de palabras que raya en lo sublime: Paquita la del Cráneo.

Dos. Siempre se supo del grupo famoso por controlar toda la política en el Estado de México. Se le conocía como Grupo Atlacomulco. El guiño de malicia fue inevitable, y la palabra agazapada salió a la luz: Grupo Atracomulco.

Tres. Una avenida nunca bonita de Torreón es la Presidente Carranza. Apoyados en esto, los cábulas de acá la rebautizaron con un puyazo devaluatorio: avenida Pestilente Carranza.

Cuatro. Ciertos columnistas famosos por asestar golpes, periodicazos, provocaron que sus víctimas se refirieran a esos espacios con una palabra agazapada: “¿Viste lo que en su calumnia publicó fulano?”

Cinco. De un ingenio desbordado es la frase que bajaba el precio a los trabajos de difusión cultural emprendidos por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, cuando existía. Los maloras lo rebautizaron Consejo Nacional para la Costura en las Tardes.

Seis. Oí de Gilberto Prado esta expresión también genial. Al referirse a pedir un “permiso sin goce de sueldo” en la chamba, transfiguró esta fórmula laboral como “permiso chingoce de sueldo”.

Siete. La palabra “taquete” obviamente tiene algo de relación con “taco”. Con base en esta asociación, alguna vez escuché que Alfredo Máynez hablaba de cenar unos “taquetes de triplay”, donde se vinculan de maravilla los campos semánticos del mundo maderero y de los tacos de tripas.

Ocho. También en el universo taquil, una vez me invitaron al restaurante Juanchorrey, sitio donde sirven tacos de excelente calidad. Quien me convidó hizo la broma: “Te invito a la taquería Juanchorrillo”.

Nueve. Hubo aquí una poeta a la que algunos lectores no consideraban eficaz, sino todo lo contrario. A diferencia de Sor Juana, “La Décima Musa”, esta mujer fue considerada “La Pésima Musa”.

Diez. Célebre por su cerrazón a ultranza, por su conservadurismo ubicable en la prehistoria de la humanidad, un cardenal mexicano fue rebautizado como “cavernal Juan Sandoval”. Otra genialidad.