sábado, abril 03, 2021

Crónica de una muerte etcétera











 

Pregunto como preguntaban al lector los articulistas de antes: ¿sabe, amable lector, qué espacio se necesita para guardar un millón 50 mil libros? ¿Tiene una idea de la cantidad de cajas que se requieren para mantenerlos en orden y bien contados? ¿Puede imaginarse qué logística es viable para distribuirlos? Pues bien, tampoco yo lo sé, pero según mis cálculos no es fácil producir, almacenar y repartir esa sobredosis de libros, así que mejor nos conformamos con la posesión de la idea abstracta: poco más de un millón de libros son varios contenedores atestados, una montaña de papel casi jamás vista en ningún lugar del mundo.

Explico lo anterior porque en abril de 1981, hace exactamente cuarenta años, la nouvelle Crónica de una muerte anunciada fue lanzada por las editoriales La Oveja Negra de Colombia y Diana de México con el tiraje susodicho. Fue un terremoto, claro, pues entonces, y quizá hoy más, era apabullante que a un escritor latinoamericano, o de cualquier parte del mundo, lo difundieran en tamañas cifras. Gabriel García Márquez sumaba 54 años, y al año siguiente, 1982, le dieron el Nobel de literatura. Para entonces tenía publicadas cinco novelas, tres libros de cuento y cinco de periodismo, y ya era con eso el escritor más famoso de nuestra lengua, tanto que sus nuevas obras dejaban hechos papilla los tirajes habituales en el mundo editorial latinoamericano. Digamos, sólo para terminar con la comparación, que un escritor de México o de nuestros países cercanos es un hitazo si logra que las editoriales le impriman de dos mil a cinco mil libros, y un escritor a secas o “terrenal” (como diría Julión Álvarez) debe darse por satisfecho si de su libro salen 500 o mil. Esto da una idea aproximada de lo acontecido en aquellos años con Crónica de una muerte anunciada, la nueva y esperadísima novela del colombiano que se había hecho famoso con Cien años de soledad y ya sonaba para el Nobel.

Crónica… fue un libro muy bien recibido por la celebridad de su autor y por una razón más importante: porque es un relato magistral. Desde su título, plagiado hasta el asco por el periodismo cada vez que ocurría algo más o menos anticipable (“Crónica de un fraude anunciado”, “Crónica de un gasolinazo anunciado”, “Crónica de un robo anunciado”…), el libro aparecía perfectamente urdido. Como se sabe, esta novelita, legible en dos o tres sentadas, narra un tiempo objetivo de apenas unas horas, ni un día siquiera; quien nos cuenta la historia es una especie de alter ego borroso de García Márquez, un sujeto que trata de reconstruir, muchos años después de ocurridos, los detalles de un asesinato. Los hermanos Pedro y Pablo Vicario son amigos de Santiago Nasar, a quien deciden matar con cuchillos de marranero porque en teoría acabó con la virginidad de su hermana Ángela Vicario, quien fue devuelta a su casa por Bayardo San Román, su esposo, apenas unas horas después de la boda. La afrenta de haber deshonrado a Ángela y echado a perder su incipiente matrimonio provoca en los Vicario el ansia de acabar con el culpable, Nasar, lo cual logran sin mayores contratiempos.

Basada en el prejuicio de la virginidad femenina, hoy hecho polvo, la historia no importa en cuanto al qué, pues desde el principio sabemos que Nasar es hombre muerto. Lo fascinante del libro es el cómo, un cómo planteado aquí no en relación con el método empleado para matarlo, sino un cómo relacionado con la forma en la que se reconstruye la historia. Como reportero que muchos años después entrevista a los testigos de aquellas horas, el narrador consigue que Crónica… fluya coralmente y que cada personaje primario y secundario aporte su granito de chisme para introducirnos, no sin humor, en la comunicación pueblerina, en sus mitos y en sus creencias más firmes. Todos cooperan para que sepamos cómo y por qué murió Santiago Nasar.

La releí y sigue siendo una novela admirable. Como nota final debo decir que tengo dos primeras ediciones con el muerto ensabanado en la portada. No era difícil conseguirlas. Recordemos su tiraje: más de un millón de ejemplares.