Como
todos los actos complejos, el acto de leer supone una diversidad amplísima de
prácticas y variaciones. Es algo más que leer de pie o leer sentado, como
propuso Vasconcelos. Así, nadie lee igual ni lo mismo, e indagar en algunas de
sus variaciones fue lo que se propuso Gerardo Segura (Saltillo, 1955) en Invítame a leer. Conversaciones con gente de
libros, título publicado en febrero de este año por la Secretaría de Cultura
del gobierno de Coahuila.
Editor,
narrador, profesor y periodista cultural, Segura es una de las presencias más
destacadas de la literatura coahuilense. En Invítame
a leer se nota lo que afirmo, pues logró convocar a 29 comensales. A todos
los entrevistó para indagar en sus gustos literarios, en las razones por las
que leen, en la relación que guardan con los libros y en todo lo que para ellos
significa convivir con la palabra escrita. Es, entonces, un libro amplio, de
351 páginas que distribuidas entre los participantes da un promedio de diez por
cabeza, así que son diálogos que tratan de no quedarse en la epidermis del
asunto, sino profundizar hasta donde es posible en un trabajo periodístico.
No
sé si me equivoco, pero creo que ningún libro coahuilense de esta naturaleza
había logrado aglutinar tantos rostros conocidos y con renombre en el ámbito
literario. La primera virtud de Segura fue, por ello, ser creíble ante sus
entrevistados, quienes no escamotearon su tiempo para responder a las preguntas
del autor. Entre otros escritores-editores (“gente de libros”, como dice el
subtítulo) desfilan por estas páginas Juan Domingo Argüelles,
Óscar de la Borbolla, Julieta Fierro, Felipe Garrido, Pepe Gordon, Ethel
Krauze, Luis Felipe Lomelí, Alejandro Merlín, Alma Delia Murillo, Eduardo
Antonio Parra, Ruy Pérez Tamayo, Benito Taibo, Carlos Manuel Valdés y Roberto
Zavala Ruiz (autor del fundamental El
libro y sus orillas).
Generosamente,
Segura sumó a tres laguneros: Saúl Rosales, Édgar Valencia y, más generosamente
todavía, a mí. En su prólogo señala que “La pléyade aquí reunida representa a
los diversos gremios de la parábola que trazan los libros desde su salida del
escritorio del escritor hasta su destino final. Editores, promotores,
bibliotecarios, lectores y críticos están representados en las siguientes
páginas”. Conversar con todos ellos es el propósito de Invítame a leer. En resumen, y como decía Quevedo, este libro nos
invita a escucharlo con los ojos.