La
Real Academia Española anunció recién la publicación de uno más de los libros
que ha venido editando, mediante el sello de Alfaguara, para homenajear, con el
bienvenido pretexto de ciertas fechas, a escritores imprescindibles de nuestra
lengua. Así, lo que comenzó en 2005 con el Quijote
multiprologado y de tiraje bestial, continuó los doce últimos años con García
Márquez, Fuentes, Mistral, Neruda, Vargas Llosa, otra vez Cervantes, Darío,
Cela y ahora, en este 2017, Borges.
Se
trata pues de una más de las “ediciones conmemorativas” que la RAE, en
coordinación con las academias de la lengua española de todo el mundo, arma con
el fin de alcanzar un objetivo específico: poner a la mano de muchísimos, en el
impiadoso mercado, algunas obras editadas sin tacha y hacerlo con un soporte
crítico que permita revisualizar la importancia de esos autores en el contexto
de nuestra lengua y de la literatura mundial.
El
libro que ya comenzó su andanza es Borges
esencial (título que me recuerda el de Borges
oral), “que incluye los textos introductorios y ensayos escritos ex
profeso, una cuidada selección de lo más representativo de su poesía, ensayo y
narrativa, además de la publicación íntegra de las que quizá sean sus dos obras
más emblemáticas: El Aleph y Ficciones”, dice el cable. Esta reunión
de textos estaba planeada para aparecer en 2016, año en el que se conmemoró el
treinta aniversario luctuoso del genio argentino, pero se rezagó, costumbre del
trabajo editorial, y hasta ahora fue puesta en circulación. Aseguran que se
trata de una joya, pero eso equivale a no asegurar nada, pues el apellido
Borges sólo produjo eso: joyas. Desde ya, hay que preparar la faltriquera para
cuando Borges esencial llegue a
nuestro desierto.
Quiero
aprovechar el último párrafo de esta entrega para alentar el voto en la jornada
electoral de mañana. Más allá de las sutiles o no tan sutiles campañas
disuasorias o derrotistas, nuestra participación es fundamental. Entre más
copiosa sea la votación, más certeza tendremos de que quienes lleguen a los
puestos de elección sean los verdaderamente elegidos por la mayoría, no los que
con artimañas de toda índole juegan el mafioso juego de la compra de votos y la
adulteración de resultados. A votar y a invitar a votar a toda la parentalia.
Entre más seamos, mejor.