En
la era de los tutoriales, o sea ésta, es imposible no encontrar instrucciones
para hacerlo todo, desde encender el tabaco en una pipa o preparar chilaquiles
hasta desarmar una computadora. Los manuales o los “hágalo usted mismo” del
antiguo régimen han pasado pues a convertirse en libros acaso no muertos, pero
sí moribundos. Hay, sin embargo, de manuales a manuales, libros que han
sobrevivido a la estocada de las nuevas tecnologías. En otras palabras, no es lo
mismo un manualito para aprender punto de cruz, superado ya por los videos
caseros de YouTube, que otro para clarificar los detalles finos del oficio
periodístico, como es el que paso a comentar.
Periodismo escrito
(Secretaría de Cultura, México, 2016, 292 pp.), de Federico Campbell (Tijuana,
1941-México, 2014), es un libro sumamente valioso tanto para los jóvenes
periodistas como para quienes —como el sujeto que aquí teclea— todavía invierten
horas-aula tratando de enseñar este inagotable oficio. Cargado de una
experiencia apabullante como periodista y escritor, Campbell es un muy
confiable instructor a la hora de compartir sus secretos sobre los quehaceres
ejercitados en el universo de los periódicos y las revistas.
Aunque
parece el mismo libro publicado a finales del siglo pasado, este Periodismo escrito es en realidad casi otro
libro. Su autor lo amplió con materiales que hacen del conjunto un
megatutorial, un recorrido por el periodismo que combina el placer de la mirada
cordialmente didáctica con el rigor que solemos demandar a los manuales sobre
temas complejos.
Dividido
en dos grandes parcelas, Periodismo
escrito aborda en la primera la temática, digamos, teórica del asunto.
Describe pormenorizadamente los géneros, la nota informativa, la entrevista, la
crónica, el reportaje, el artículo, la columna, la reseña y el editorial. Aquí
mismo el autor intercala apuntes formateados en pequeños ensayos que amplían la
información técnica y suministran “nortes” que permiten visualizar mejor qué es
y cómo debe ser ejecutado cada género (ojo, porque aquí Campbell incluyó un
aporte de su amigo Vicente Alfonso, nuestro paisano lagunero). La segunda parte
es una especie de ampliación, un delicioso plus
con artículos-ensayos sobre el oficio periodístico y sus colindancias
literarias.
Periodismo escrito
es un gran libro. Celebro su renovada vuelta a los anaqueles.