sábado, mayo 06, 2017

Campbell maestro




















En la era de los tutoriales, o sea ésta, es imposible no encontrar instrucciones para hacerlo todo, desde encender el tabaco en una pipa o preparar chilaquiles hasta desarmar una computadora. Los manuales o los “hágalo usted mismo” del antiguo régimen han pasado pues a convertirse en libros acaso no muertos, pero sí moribundos. Hay, sin embargo, de manuales a manuales, libros que han sobrevivido a la estocada de las nuevas tecnologías. En otras palabras, no es lo mismo un manualito para aprender punto de cruz, superado ya por los videos caseros de YouTube, que otro para clarificar los detalles finos del oficio periodístico, como es el que paso a comentar.
Periodismo escrito (Secretaría de Cultura, México, 2016, 292 pp.), de Federico Campbell (Tijuana, 1941-México, 2014), es un libro sumamente valioso tanto para los jóvenes periodistas como para quienes —como el sujeto que aquí teclea— todavía invierten horas-aula tratando de enseñar este inagotable oficio. Cargado de una experiencia apabullante como periodista y escritor, Campbell es un muy confiable instructor a la hora de compartir sus secretos sobre los quehaceres ejercitados en el universo de los periódicos y las revistas.
Aunque parece el mismo libro publicado a finales del siglo pasado, este Periodismo escrito es en realidad casi otro libro. Su autor lo amplió con materiales que hacen del conjunto un megatutorial, un recorrido por el periodismo que combina el placer de la mirada cordialmente didáctica con el rigor que solemos demandar a los manuales sobre temas complejos.
Dividido en dos grandes parcelas, Periodismo escrito aborda en la primera la temática, digamos, teórica del asunto. Describe pormenorizadamente los géneros, la nota informativa, la entrevista, la crónica, el reportaje, el artículo, la columna, la reseña y el editorial. Aquí mismo el autor intercala apuntes formateados en pequeños ensayos que amplían la información técnica y suministran “nortes” que permiten visualizar mejor qué es y cómo debe ser ejecutado cada género (ojo, porque aquí Campbell incluyó un aporte de su amigo Vicente Alfonso, nuestro paisano lagunero). La segunda parte es una especie de ampliación, un delicioso plus con artículos-ensayos sobre el oficio periodístico y sus colindancias literarias.
Periodismo escrito es un gran libro. Celebro su renovada vuelta a los anaqueles.