Hay un sobrentendido.
Cuando un encabezado dice “libros del año” debemos suponer que se refiere a
libros del año en tal país, quizá a libros del año en tal idioma. Aun bajo esta
delimitación, es inmenso el número de libros publicados durante doce meses en
países como México, no se diga en España, Francia, Alemania o los EUA. Por eso
toda lista de “libros del año” es un intento (agradecible, pero intento al fin)
por destacar títulos que de alguna manera podemos ir visualizando para futuras
incursiones a la librería.
La caudalosa producción
editorial es la razón por la que casi todas las listas son disímiles. Aunque
suelen tomar en cuenta sólo los libros de sellos famosos, no logran dar con los
mismos títulos, y esto se debe a lo mismo: es mucho, muchísimo, lo que se
publica. Si a eso sumamos la producción estatal, municipal, universitaria y “de
autor”, el universo termina por ser apabullante. Basado en esta especulación,
no suelo deprimirme cuando veo que en una lista asoman libros que no conozco.
Insisto que es agradecible —no lo minusvaloro— el trabajo de medios y
periodistas que intentan cribas de fin de año, pero tampoco me ato a la
decepción si no hallo en sus enumerados algún libro de mi interés. Finalmente,
uno como lector ya más o menos formado sabe por dónde corre al agua, en qué
tipo de libros pondrá sus énfasis.
Como los otros, este
año leí mucho, acaso más de lo proyectado, pero no necesariamente lo que quise.
Fui, por chamba, jurado de cinco concursos (novela, crónica, poesía, reportaje
y microficción), lo que me mantuvo pegado a libros inéditos, muchos de ellos
harto estimables. Junto a esto, los libros que trabajé como editor y, al final,
los que leí por gusto. La suma de todo me queda borrosa, y no quisiera repetir
una experiencia similar, sino dar prioridad a la lectura hedónica.
En este sentido, quizá
no sea mala idea pensar como no-lector que apetece serlo. Si usted no lo es
pero prefigura en el arranque de año el propósito de leer más, no se martirice
de antemano con una lista descomunal. Elija un libro por mes, uno solamente,
trate de que sea bueno y váyase sin prisa. Junto con el gym, junto con la dieta, junto con la supervivencia, leer doce
libros no es un mal propósito de año nuevo. Y suerte. Mucha salud y al menos
doce libros para todos.