sábado, noviembre 28, 2015

Un breve experimento













Hago un experimento. “En las debilidades del Estado moderno”, artículo de Umberto Mazzei, este politólogo italiano describe algunas características del actual estado mexicano. Por claro y contundente, lo cito in extenso: “El problema central del Estado moderno es la representación de la voluntad popular. Con los sistemas actuales de sufragio periódico, el elector delega su voluntad política con el voto y la soberanía popular se desplaza a sus representantes. En realidad, se desplaza a los partidos políticos, que suelen ser poco democráticos y por eso vemos perpetuarse las camarillas de los mismos en el poder, jugando a las sillas ministeriales.
Esa perversión existe por la pérdida del sentido comunitario, que es la base implícita de la representación; en su lugar ahora se consulta a masas desconectadas, amorfas, fáciles de manipular, como dice José Ortega y Gasset en La rebelión de las masas. La representación y la base social amorfa, promueven una clase de políticos profesionales que se constituye en una oligarquía que defiende por igual intereses propios o de particulares, en un clima de confusión irresponsable, como dice Alain de Benoit. Son gobiernos elegidos que no trabajan por los intereses de la gente y del país; son gobiernos de Partidocracia, como ya decían en los 60 Giuseppe Maranini, Georges Burdeau, Maurice Duverger y otros sociólogos políticos. La partidocracia siempre servirá intereses propios y no de esa mayoría que engatusa con cuentos ideológicos, slogans, promesas mentirosas y onerosos espectáculos de movilización.
En el estado moderno, las telecomunicaciones son el principal instrumento para orientar esa opinión pública informe y llevarla hacía los objetivos que se desean, al punto de que se convirtieron en importante arma de guerra. Arma para la guerra cultural y psicológica, la de desinformación y propaganda; cuyo último frente operativo son Internet y las redes sociales”.
Bien. Mi experimento consiste, o consistió ya, en simular que el texto citado se refería a México. Mazzei habla en general, ciertamente, pero al leerlo me pasó lo que quise compartir con el breve simulacro: tuve la impresión de que en muchos puntos describía a México, sobre todo en el referido a nuestros gobernantes: “una clase de políticos profesionales que se constituye en una oligarquía que defiende por igual intereses propios o de particulares”. Casi nada. Más claro ni el agua o las trapacerías del Verde Ecologista.