sábado, noviembre 07, 2015

La pregunta adecuada




















Sabemos bien que en muchas entrevistas hay preguntas de cajón y respuestas de cajón, cliché puro. Por ejemplo, al escritor: ¿cómo se inspira para escribir? O al futbolista al final de un juego: ¿qué le pareció este partido? También sabemos cuando la entrevista podría ser incómoda para el entrevistado y, al contrario, es un merengue; el ejemplo que me viene a la cabeza es la ya legendaria pregunta-afirmación-lambisconeo de Lilly Téllez a Peña Nieto: “¿Por qué usted sí se atrevió a apostar todo su capital político por esta reforma energética, que creo es la más importante, la que transforma al país?” Es casi imposible ponerse más a modo de tapete.
La importancia de las preguntas en fundamental a la hora de entrevistar, claro. De hecho, preguntar, o hacerse preguntas, buscar la pregunta fundamental, es clave en el proceso de investigación. Tal es precisamente la hipótesis presente en cualquier trabajo que pretenda alcanzar una verdad, por mínima que parezca. Todo parte pues de la pregunta adecuada, no de cualquier ocurrencia más o menos interesante.
Traigo un buen ejemplo de pregunta adecuada. Nexos publicó una vieja entrevista a García Márquez; la hizo Orlando Castellanos hacia 1976 en Radio Habana, y en una de sus partes el escritor colombiano se refiere al reportaje El relato de un náufrago. Cuenta quien poco después de aquel diálogo sería premio Nobel que luego de que el náufrago llegó a la costa colombiana, todo el periodismo local lo abrumó y convertido en héroe nacional aparecieron decenas de notas deshilachadas, sin ton ni son. El tema, por supuesto, se agotó en seguida, el lector perdió interés en el famoso náufrago y el acontecimiento se vio condenado al olvido.
El náufrago, sin embargo, quería hacer un poco más de plata con su historia y para lograrlo se presentó en el periódico donde trabajaba García Márquez. Fue atendido por el director, quien recibió la oferta: por tres mil pesos colombianos el sobreviviente contaba toda la historia. El director dudó, casi dijo que no pero se arrepintió y de inmediato dijo que sí. Luego buscó a García Márquez y le soltó: “Tú haz lo que puedas con él”. El novelista —formado en el periodismo, en la calle—, concluyó: “Entonces yo me hice una pregunta que era fundamental en este caso: ‘Este hombre estuvo catorce días en el mar… ¡Algo tuvo que hacer en estos 14 días. No se puso a dormir ni a mirar el cielo. Algo tuvo que hacer para sobrevivir!’”. Lo que hizo el náufrago es, también lo sabemos, un portento de reportaje firmado por GGM.