El precio del crudo mexicano sigue en picada, el precio del dólar va en aumento, la violencia y la impunidad no amenguan pese al puente Guadalupe-Reyes y EPN regalará televisiones. Así el país, el surrealista país. Si al cierre de 2014 vimos turbulencias que amenazaban si no tormenta, sí un cambio en el clima político, tras el paso del periodo vacacional estamos donde mismo, con una sociedad parcialmente indignada, otra adormecida y un gobierno que sigue al pie de la letra el canon del sistema político mexicano: dejar que el tiempo corra, aspaventar con oratoria siempre redentorista y conservar inmóvil todo, todo, salvo las ganancias de unos cuantos.
En
esta ocasión el discurso mesiánico (¿por qué Krauze no habla ahora del “mesías
choricero”?) lleva como título “7 acciones a favor de la economía familiar”,
texto “escrito”, según el portal de la Presidencia de la República, por EPN. A
estas alturas, cada mensaje es dos mensajes: una pieza de humor involuntario,
por un lado, y una canallada, por el otro. Leerlo con calma, sin aspavientos,
sólo con el ánimo de comparar cada palabra con la realidad, es un ejercicio que
mueve a risa y llano a la vez, ese llano que parece risa o esa risa que parece
llanto cuando somos víctimas de fatalidades ante las que quedamos impotentes.
Miren,
dice: “Terminó 2014, un año de contrastes. Tanto lo bueno como lo malo, nos
dejaron una lección: México NO puede seguir igual. El país debe seguir
cambiando para bien”. ¿Y quién opina lo contrario? ¿Los locos? ¿Los revoltosos
enemigos de México? Obviamente, aquí hay una primera insinuación: ellos, EPN y
sus secuaces, sólo quieren cambiar “para bien”, y quien no quiera cambiar en esa
dirección estará cambiando “para mal”.
“Por
eso, 2015 demanda lo mejor de todos nosotros. Este año que comienza, nos
exige unidad y generosidad; trabajo en equipo y perseverancia. Es momento
de renovar el ánimo; de recobrar la confianza y la esperanza.
En
2015, la mayor prioridad de mi gobierno, es que a las familias mexicanas les
vaya bien. Por eso, este año lo estamos iniciando con 7 Acciones en favor
de la Economía Familiar”. ¿De veras? ¿Cómo puede irnos bien con el aumento, el
uno de enero, al precio de la gasolina? ¿Qué no empezamos mal empezando así?
Luego
de echar flores a las reformas que en teoría detendrán los aumentos de siempre,
e incluso provocarán decrementos, por ejemplo, a las tarifas eléctricas, el
representante del poder económico nacional señaló que “jóvenes mexicanos, de 18
a 30 años, que quieran abrir un negocio o hacer crecer el que ya tienen, recibirán
apoyos”. De ser cierta esta utopía, ¿por
qué están incluidos los jóvenes de 18 a 22 años que teóricamente deben
estudiar. ¿No sería mejor “apoyarlos” con más escuelas y mejor educación?
Casi
al concluir, señala: “Estas 7 acciones representan buenas noticias para la
economía familiar y son el inicio de un mejor año para México”, e insisto:
¿cómo puede ser mejor un año para México en un contexto local y global en el
que sólo se ven signos de deterioro? Soy, como cualquiera, responsable de una
economía familiar, y no recuerdo mejoría desde hace treinta años. ¿Por qué
ahora sí la gozaremos?
“Con
unidad y ánimo renovado, demostremos la fortaleza y grandeza de los
mexicanos”, remata. ¿Por qué si los mexicanos tenemos “fortaleza y grandeza”
debemos recibir limosnas? Los discursos, como los sólidos, también se ajustan a
las leyes de Hooke: podemos estirarlos y estirarlos, pero no al infinito.
Siempre habrá pues un punto de ruptura que en el caso de EPN, por cierto, hace
tiempo ya dio de sí.