sábado, enero 31, 2015

Los negocios son los negocios

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Mientras la situación está en calma sus opiniones contra “los políticos” suelen ser críticas, a veces hasta feroces, pero todo es que se desconfigure la situación del querido aliado para que asome la oreja de sus intereses, los intereses del poder tras el trono: el empresarial. Y con toda razón: ¿a quién que gana lo que ellos ganan le interesa que los vientos soplen para otra dirección? El cierre de filas empresarial en torno al gobierno “encabezado” por Peña Nieto no está pues para andar con miramientos. El interés económico, que todo siga como siempre, está por encima de la verdad y la justicia, está por encima de todo. El antecedente más cercano que recuerdo en este mismo ruin sentido, aunque radicalizado en aquel momento, se dio en 2006, cuando el CCE articuló aquella campaña en la que no se mordieron la lengua para decir que el candidato más aventajado era “un peligro para México”.
Mutatis mutandis, en la coyuntura actual han comenzado a opinar, obvio, para colocarse en la línea de golpeo y otra vez a favor, como siempre, de la satrapía en funciones. Con la confianza que da el control de inmensos capitales, sin un análisis que tome en cuenta la ya evidente actitud delincuencial del Estado, se muestran preocupados por los acontecimientos y vuelven a las andadas colaboracionistas: Ayotzinapa fue magnificado, no es para tanto, qué importan unos cuantos muertos cuando está de por medio la estabilidad del país.
Luego de reaparecer con toda la autoridad moral que apareja el éxito económico, siguió el carpetazo oficial y a renglón seguido, sin pausa mediante, comenzó a circular con fuerza la especie de los “desestabilizadores”. El mensaje fue claro: todos los que de aquí en adelante no hayan quedado conformes con “la verdad histórica” quedan automáticamente colocados en el casillero rojo que también automáticamente justifica el uso de la fuerza.
Para los dueños del capital, en suma, no hay versiones oficiales descabelladas, pistas revueltas, inconsistencias en cada hoja del legajo judicial. No hay abusos, no hay crímenes, no hay injusticias. No hay dolor, no hay incertidumbre, no hay quebranto del estado de derecho. Lo único que hay es un gobierno servil a sus intereses, un gobierno en estado de shock y muy necesitado de apoyo.
Dicho en una frase manoseada: los negocios son los negocios.