miércoles, mayo 18, 2022

Clones de Ober

 











En octubre de 2021 fue impreso un libro en formato cuarto de carta titulado Clones (Gobierno de Coahuila con el apoyo de Osel, Mucho Diseño y NSN). Contiene dibujos de Édgar Román, Ober, artista plástico lagunero quien, entre otras actividades, ha participado en el Festival Cervantino y en talleres de artes gráficas auspiciados por Peñoles.

Dado el tema icónico de Clones, Miguel Canseco señala en el prólogo que “Hay una larga tradición de artistas analizando su imagen, Van Gogh dejó sellada su mirada en espirales de color, Diego Rivera mostró sin piedad las venas en sus ojos de sapo, Toledo se dibujó como chamán perdido en una lluvia de grillos y con ellos, Ober cuestiona su lugar en el mundo y fiel a su estilo, ofrece su rostro como súper héroe y demonio, lo suyo es arte urbano no adulterado, porque de ahí vino y ahí regresa, en un círculo que expresa la voz genuina del alma”.

En efecto, Clones es un muestrario de un rostro, el de Ober, cuyas variaciones nos permiten entender que nadie es exactamente uno y el mismo, que todos somos muchas personas a la vez, que vivimos en un permanente desfile de máscaras propias y ajenas aunque no podamos escapar de nuestro ser estricto. Todos somos muchos incluso en un solo día.

La variación sobre un mismo tema es un planteo recurrente en el arte. De hecho, muchos concursos con un tema restringido fomentan esto: que la mirada del artista (gráfico, literario, musical…) se despliegue a partir de un asunto específico, y es el resultado, la mirada del creador materializada en una obra, la que genera un producto específico. Pienso, por caso, en los bodegones: el tema es muy simple y sin embargo cuántas variaciones podemos encontrar. Asimismo, como una obsesión persistente en el artista, es la mirada sobre sí mismo, sobre su ser. En la poesía no escasean los ejemplos, y de hecho es el poeta un buzo en su alma, un explorador en el laberinto de su condición y circunstancia. Las artes gráficas se prestan también para tales ejercicios, como lo demuestran los rostros en los que Ober cambia y se mantiene, paradójicamente, fiel a sí mismo.

Un buen emprendimiento gráfico el de Clones. Ojalá que así, en publicaciones sencillas y diseñadas con esmero, pudiéramos acceder a la obra de otros artistas gráficos locales.