sábado, noviembre 13, 2021

Fantasías de Óscar Bonilla

 











Finalmente, creo que observada desde muy alto la narrativa escrita en nuestra lengua tiende a dibujar un mapa en el que predomina la zona del realismo. La escritura de ficciones fantásticas, si se me permite la expresión, ocupa fragmentos pequeños y discontinuos de ese hipotético mapa. Decir ficciones fantásticas parece un pleonasmo, pero no lo es, pues todos sabemos que en los dos territorios de la escritura ficcional podemos encontrar textos realistas (no necesariamente reales) y fantásticos.

Óscar Bonilla, joven escritor lagunero, ha publicado en su primer libro cuatro cuentos trabajados con pulcritud. Bonilla nació en Gómez Palacio, en 1996; en 2017 ganó el premio internacional de cuento Juana Santacruz con “Las vías del tren” y en 2020 obtuvo el premio nacional Juan Rulfo para primera novela. También en 2020 ganó la beca Arte Resiliente otorgada por la Secretaría de Cultura de Coahuila; con este estímulo, precisamente, trabajó El esqueleto, el hada y otros textos, su ópera prima.

Los cuatro relatos que integran El esqueleto… se inscriben entonces en el contexto de lo sobrenatural. En la primera pieza —breve, de una página—, un esqueleto revive y crece hasta alcanzar dimensiones gigantescas gracias a la suma de presencias solidarias integradas a su ser; es una alegoría del imperativo que deberíamos asumir para sacar del olvido, como colectividad, a quienes han muerto en forma violenta y en el anonimato. “Allá donde fuera, los muertos abandonaban sus tumbas clandestinas: esqueletos anónimos ejecutados en noches aciagas, víctimas de la guerra y el olvido. Los vivos, al escuchar su llanto, también salían a su encuentro, agachaban la cabeza y lloraban con él; humedecían de lágrimas la tierra por donde el esqueleto caminaba”.

La protagonista de “Volver a vivir”, el segundo relato, es Columba Sabina, una niña sometida a un proceso de resurrección. El narrador es un joven científico que, junto con sus pares, asiste al momento en el que la niña es traída de nuevo a la vida luego de 400 años sometida a la “criogenización”, es decir, a la preservación de la vida por congelamiento cuando una enfermedad hasta cierto momento no curable puede ser, luego, atendida con éxito. Lo que sucede al narrador y a Columba (paloma en latín, la paloma que acaso anuncia la vida) cuando cruzan sus miradas es estremecedor/enternecedor, sin más. Al final nos encontramos con un dilema ético: ¿tiene sentido prolongar la vida más allá de sus lindes naturales? “Volver a vivir” es un excelente cuento por el tratamiento de su tema y la agilidad de su prosa.

“El día absurdo”, tercero del conjunto, ha sido escrito en segunda persona y en clave quizá más realista. En un hotel, un sujeto ve pasar las horas y los días sin que sepamos con exactitud el motivo de su encierro. Queda la idea de un amor roto, pero es lo de menos; el tipo está allí, aherrojado a un dolor que lo hunde poco a poco. De pronto mira al edificio aledaño y alguien lo observa, una especie de vigilante. La paranoia de nuestro personaje crece, se compra unos binoculares, pero logra saber poco de quien lo mira. El final es inesperado y, dentro de los cánones del absurdo, lógico. No lo revelo.

En “El hada”, un tipo decide refugiarse en la cabaña que perteneció a su abuela. Será, como él dice, su “guarida”, lo que nos induce a pensar que perpetró algo. No importa. Como en los buenos cuentos, muchos hechos quedan aneblados, cubiertos por un velo de secreto como malicia narrativa. En el bosque, el tipo se vincula con un hada y ambos construyen una historia de amor alucinante que podría ser infantil salvo por ciertos detalles algo pícaros.

Óscar Bonilla ha fraguado un primer libro que sorprende por la factura de los cuentos en términos de prosa e imaginación. Es, desde ya, un narrador al que debemos seguir así escriba en clave realista o fantástica, da igual. Lo merece.

La versión digital de este libro es gratuitamente asequible en este enlace.