Sabemos que las comunidades que habitaron el espacio del
actual estado de Coahuila no alcanzaron el desarrollo de los pueblos del centro
y del sur de nuestro país, de ahí que la definición que en general se usa para
distinguirlos sea la de cazadores-recolectores-pescadores. Eran, dicho esto de
manera muy general, numerosas y pequeñas tribus que se desplazaban en un
entorno relativamente cercano, y su movilidad nomádica dependía del clima. En
tal circunstancia los sorprendió la conquista, lo que significó, por varios
motivos, su desaparición.
Cuando pensamos en la época precortesiana se tiende
entonces a fijar la atención en los pueblos más poderosos del centro y del sur
del país. Los astros en las rocas de
Coahuila: arqueología de los antiguos habitantes del desierto (Secretaría de Cultura de Coahuila, Saltillo, 2019, 136 pp.), libro
del arqueólogo Yuri Leopoldo de la Rosa Gutiérrez, describe con ánimo
divulgativo los estudios emprendidos con el fin de ubicar y describir la
cultura material e inmaterial de los antiguos pobladores de nuestro estado.
Poco a poco, acaso con lentitud pero de manera sostenida desde hace al menos
setenta años, varios investigadores, entre los que destaca Leticia González
Arratia, han reconstruido el rompecabezas de las comunidades que vivieron en Coahuila,
aborígenes que lograron no sólo adaptarse a la naturaleza local, sino que
llegaron a expresarse mediante las herramientas de la piedra y la pintura.
De la Rosa Gutiérrez (Ciudad de México, 1968) es
antropólogo por la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Desde 2001 se
incorporó al Centro ENAH Coahuila en el Proyecto Cuatro Ciénegas encabezado por
la investigadora Leticia González Arratia. Es hoy responsable del Proyecto de Protección
Técnica y Legal del Patrimonio Arqueológico de Coahuila, donde realiza labores
de registro, protección, investigación y difusión del patrimonio arqueológico
del estado, y colaborador de la revista Nomádica.
El libro de Yuri de la Rosa, como insinúa su título, pone
énfasis en el interés que la observación del cielo provocó en los pobladores de
estas tierras. Así, describe los hallazgos ubicados en seis zonas donde los vestigios
dejan ver representaciones del espacio estelar.
Dice: “… la relación de los hombres con el firmamento y
sus fenómenos celestes es una de las que más claramente están representadas en
la gráfica rupestre que dejaron los hombres, ya que la referencia visual que
existe entre los astros y las pictografías, particularmente de la luna y el
sol, es innegable”.
Siete son los apartados de Los astros en las rocas de Coahuila, además de la introducción, las conclusiones y la copiosa bibliografía. “El entorno natural de los habitantes prehispánicos de
Coahuila”, “Antecedentes arqueológicos en Coahuila”, “Los antiguos habitantes
del desierto de Coahuila”, “La arqueoastronomía”, “Metodología”, “Los sitios
arqueológicos” y “Análisis de las pictografías”. En el primero, De la Rosa
Gutiérrez ubica el entorno físico del espacio donde nos movemos, nuestro desierto
o semidesierto, su flora y su fauna. En el segundo apartado se sintetiza a
trazo rápido la historia de la investigación arqueológica en esta zona del país.
Luego, se describe a sus antiguos habitantes,
la presencia humana que en diferentes momentos del pasado se adaptó al entorno árido.
En seguida, es descrita la “arqueoastronomía”, disciplina que estudia los vestigios
de la representación celeste con el ánimo de entender la cosmovisión del hombre
antiguo. Después de plantear la metodología de las investigaciones, vienen los capítulos
con la información sobre los seis sitios arqueológicos explorados (Junco I, Junco
II, La Espantosa, Cueva de la Estrella, Mesa de Cartujanos I y Petrograbados
del Huizachal), a los que se suma el análisis de las representaciones de cada
lugar. De un censo de 1331 figuras rupestres, 27 (el 2%) muestran soles, lunas,
estrellas, cometas y otros cuerpos celestes.
Es abundante y clara la información que contiene el libro de De la Rosa Gutiérrez, y toda asombra porque da pauta a que muchos, sobre todo los niños y los jóvenes de nuestra entidad, vean que el desierto y sus rocas son un libro permanente abierto a la lectura y la interpretación.