Contra
mi acostumbrado ascetismo, en un mes asistí a dos fiestas formales, una boda y
una graduación, y en ambas casualmente resonó “Encontré la cadenita”. Creo que
es de mis cumbias favoritas, y eso me llevó de la mano a pensar en las piezas
de este tipo que más me gustan. No son tantas, pues es un género que jamás
escucharía fuera de un ambiente festivo y popular, precisamente con baile
incluido. He aquí entonces, sin atender un orden, mi top comentado de cumbias predilectas.
“Encontréla cadenita”. Es de la “Sonora Dinamita”, grupo que amonedó un montón de
cumbias buenas y famosas, sobre todo las que contienen la voz de Lucho Argaín. Me
gusta desde que arranca, con percusiones africanas que luego ceden lugar al
hipnótico impacto de los alientos. La letra, como en todos los casos de este
género de canciones, es más que simple, a mi parecer insustancial. Debo decir
que en el caso de la Sonora Dinamita, siempre he dudado entre la mencionada
pieza y, obvio, “El lagunero”.
“Mi Matamoros querido”. Prócer de la cumbia en los setenta/ochenta, Rigo Tovar
acuñó este tema como homenaje a su tamaulipeca ciudad natal. Otra vez la letra
es nada, pero la música tiene una celeridad infernal y envolvente que estalla
en el meollo de la canción, sitio donde todos los instrumentos parecen
enredarse hasta el éxtasis, sobre todo el sintentizador psicodélico que en
algún punto recuerda al de Roy Manzarek en los Doors.
“La cumbia francesa”. Esta la interpretaba un tipo de nombre Xavier Passos (así,
con exótica doble ese), y es una cumbia sensual, no estridente, de ritmo
sinuoso que increíblemente tira unos versos en cachondo francés que quizá no
hubiera minusvalorado el maestro Charles Asnavour.
“Viento”.
Mi favorita de Tropicalísimo Apache, de ritmo inconfundible y una
letra que tiene la sana intención de expresar algo humano y profundo (por
llamarlo de algún modo) más allá del versito repetitivo habitual en la cumbia.
De nuevo el sintetizador juega un rol, aquí, fundamental, el password de esta pieza junto con la
voz-rúbrica de Arturo Ortiz.
“La cita”. Un drama verdaderamente desgarrador se desarrolla en esta rola
interpretada por los Chicos de Barrio, también de La Laguna. La letra es del
gran Leonardo Favio, quien la cantaba en cámara Phantom y casi al borde del
llanto. Como el mendocino era cineasta, esta canción tiene algo de cuento. Pese
a que se pierde dramatismo en el caso de “La cita” versionada como cumbia, es
un monumento sonoro gracias a la buena mezcla de voces que logran Susana Ortiz
y Dimas Maciel, vocalistas emblemáticos de este grupo.