Marcial
Fernández (Ciudad de México, 1966) es escritor y editor. Comandante en jefe de
la editorial Ficticia, no ha parado de publicar libros de autores reconocidos y
de otros no tanto. Su sello es un catálogo equilibrado, entonces, de
experiencia y juventud. Uno de los rasgos de Ficticia es, en definitiva, su
diseño. Los libros de esta editorial tienen un encanto retro desde mucho antes
de que alcanzara a ser moda el reciclamiento de estilachos antiguos. Por esos
rasgos es casi imposible no identificar los libros de Ficticia incluso sin que
veamos su sello en las cubiertas.
Junto
con la promoción de colecciones de cuento, novela y ensayo contemporáneos,
Marcial y su Ficticia han abierto tres series que todo buen deportólogo debe
seguir: Ediciones del Futbolista, Ediciones del Beisbolista y Ediciones del
Boxeador. La que ofrece más títulos, por ahora, es la primera, de ahí que en
esta etapa mundialista los mexicanos podamos hacernos de, al menos, diez libros
que de entrada podrían servir como espléndido comienzo para configurar una
biblioteca futbolera de buen tamaño.
En
esta colección especializada todos los títulos merecen reseña aparte, pero no
sobra mencionar, por ahora, algunos como ¿Y
el futbol dónde está?, de Ángel Cappa; El
árbitro: una prepotente existencia moral, de Gustavo Marcovich; Anecdotario del futbol mexicano, de
Carlos Calderón Cardoso; Guantes blancos,
personajes del futbol, de Félix Fernández Christlieb, y los colectivos Tiempo de compensación: para leer en la
banca, Cuentos mundialistas y También
el último minuto, que comento aquí.
La
selección de También el último minuto
fue trabajada por el mismo Marcial Fernández. Reúne a 22 jugadores, cada uno
con su respectivo cuento. Como sucede con cualquier buen equipo, hay de todo.
Trotacanchas con experiencia en la literatura y novatos que saltan al terreno casi
para estrenar los chuts. El título del libro, hay que acotarlo, es un préstamo de
una frase que figura como epígrafe en el cuento de Arturo Trejo Villafuerte; se
trata del aforismo que don Fernando Marcos usaba para editorializar los finales
apoteósicos y con gol mediante: “El último minuto también tiene 60 segundos”.
Esta
es, que yo sepa, la primera antología mexicana de cuentos futbolísticos. Apareció
en 2006, y claro que para entonces ya había una cantidad importante de cuentos
mexicanos sobre el tema. Uno de ellos, “Lenin en el futbol”, de Guillermo
Samperio, apareció en 1977 en un libro homónimo, y Del llano, obra con cinco relatos de Felipe Garrido, data de 1999.
Yo mismo publiqué en 1990 un cuento que jamás releí, “Las vicisitudes del
gigante” (de mi libro El augurio de la
lumbre), pero estoy seguro que las antologías o las muestras de esta
narrativa no aparecieron sino hasta el 2006 con También el último minuto.
Entre
los nombres ya muy reconocibles están Vicente Leñero, Felipe Garrido, Gerardo
de la Torre, Rafael Ramírez Heredia, Mauricio Carrera, Eduardo Langagne, Leo Mendoza,
Ignacio Trejo Fuentes, Javier García-Galiano y el propio Marcial. Junto a ellos
aparecen escritores menos conocidos, algunos muy jóvenes, como Antonio Ramos y
Darío Carrillo.
El
menú de cuentos, ya podemos imaginarlo, es muy variado. Es, pues, imposible
encontrar un hilo que nos lleve a sujetarlos en una afirmación sobre el estilo
o la temática. Es viable, sin embargo, hacer dos afirmaciones; 1) con la
presentación, que “la antología muestra una diversa gama de encuentros y
desencuentros que hacen del futbol lo que es: una guerra ficticia capaz de
causar treguas entre guerras reales, un deporte que cada cuatro años, cada año,
mes, semana, día, provoca que el planeta se mueva, y una religión en la que la
feligresía descubre que el paraíso o el infierno están no sólo en la cancha,
sino en las circunstancias y tras bambalinas de un partido cualquiera”; y 2)
que en todos los cuentos hay, en distintos grados, humor, grato humor. Eso es
suficiente, creo, para hacerlo estimable.