martes, octubre 23, 2012

ABC de la calavera














En este breve manual el interesado hallará un método sencillo para elaborar divertidas e inútiles calaveras. No se trata de una preceptiva densa, pues no tendríamos espacio para publicar in extenso las cinco mil 356 páginas de nuestro ABC. Lo fundamental es que el calaverista novato encuentre aquí la información necesaria para insultar con gracia, lo que de paso nos ayudará a preservar una tradición amenazada por el imperialismo cultural que en la práctica ya nos domina pese a nuestros intentos resucitativos. Van pues los puntos de la receta no sin antes hacer una aclaración: se llama “calavera”, no “calaverita”, y es uno de los productos culturales (como cierto pan y las catrinas) que evidencian la vinculación risueña del mexicano con la muerte.

1. Piense en alguien a quien odie, aunque también puede pensar en alguien a quien ame o en alguien que le sea indiferente. En resumen, piense en alguien.

Ejemplo: Elba Ester Gordillo, líder sindical per saecula seculorum del SNTE.

2. Consulte cualquier preceptiva e investigue un poco las características del verso octasilábico (de ocho sílabas).

Ejemplo: Qué-bo-ni-tos-o-jos-tie-nes.

3. Aprenda el rollo de la sinalefa, o sea, que es posible contar como una sílaba la unión de la última y la primera vocales en dos palabras.

Ejemplo:  de-ba-jo-dee-sas-dos-ce-jas.

4. Vuelva a pensar en alguien a quien odie, aunque también puede volver a pensar en alguien a quien ame o en alguien que le sea indiferente. En resumen, vuelva a pensar en alguien.

Ejemplo: Elba Esther Gordillo, a quien ya teníamos de ejemplo.

5. No escriba a lo loco, así nomás. Primero piense un poco en el tema general de la calavera. Tampoco es para tanto, que esto es rápido, carajo.

Ejemplo: Elba Esther y su reelección.

6. Ya ubicado el tema, puje tantito y trate de trazar el primer verso. Recuerde que debe ser octasilábico.

Ejemplo: La Gordillo fue reelecta.

7. Tiene entonces un primer verso, ocho sílabas y una posible rima (“ecta”). Haga lo mismo en el siguiente octasílabo, pero con otras palabras que le den continuidad a lo ya planteado.

Ejemplo: los profes mucho la quieren.

8. Note que hay un hipérbaton deliberado (“mucho la quieren” en vez de “la quieren mucho”). Es importante saber esto por si más adelante opta por rimar con “mucho” y no con “quieren”.

9. El tercer verso nos depara la obligación de rimar con “ecta”. Piense en palabras viables: colecta, perfecta, insurrecta, muerta, imperfecta, resurrecta, recta. Vea la pertinencia de cualquiera de estas palabras. Digamos que elige “perfecta”. Ojo: dos palabras riman cuando su sonido es exactamente igual desde la última vocal acentuada (prosódica u ortográficamente) hasta la última letra: mengua-lengua; décimo-pésimo; trama-cama; cuaderno-paterno; pulpo-culpo; shampoo-bambú; vi-di.

Ejemplo: bien saben que no es perfecta.

10. Y ahora viene el cierre de la estrofa. Piense en palabras viables que rimen con “quieren”: malquieren, prefieren, infieren, interfieren, requieren. Escriba el octasílabo con cierto aire de remate.

Ejemplo: defectuosa la prefieren.

11. El resultado de la estrofa es el siguiente:

La Gordillo fue reelecta
los profes mucho la quieren
bien saben que no es perfecta
defectuosa la prefieren.

12. Digamos  que la anterior fue apenas una introducción, y la calavera no estará terminada hasta que matemos al personaje protagónico de los versos. Repita el procedimiento, mate en este caso a la maestra, mándela al camposanto, hágala dialogar con la huesuda y/o etcétera. Al final, usted tendrá una calavera similar a ésta:

La muerte, nada indulgente,
a Elba Esther quitó la vida
le dio gusto a mucha gente:
la que no obtiene mordida.

La calavera puede ser de una, dos, tres o más estrofas, pero no la convierta en una oda. Sus lectores agradecerán que usted sea ingenioso, pero más que sea breve, pues se trata de un divertimento literario, no de la Ilíada.
Suerte y no olvide evitar calaveras a las suegras. Son invulnerables.