miércoles, octubre 27, 2021

La "a" de Rulfo

 







Puse en la voz de Julio Sosa el tango “Che papusa, oí”, escrito por mi ídolo Enrique Cadícamo, y reparé en el verso “de parla afranchutada” (que habla con estilo francés). El adjetivo deriva, claro, del verbo “afranchutar”, que a su vez proviene de “franchute”, deformación algo peyorativa de “francés”. La observación de esa palabra me llevó a recordar “¡Diles que no me maten!”, el famoso cuento de Rulfo, pues allí usa al menos cuatro palabras con esa “a” inicial que en ocasiones sirve para pasar de sustantivo a verbo y en otras como (o casi como) énfasis expresivo.

En efecto, en aquel relato Rulfo escribió “afusilarme” (fusilar), “apaciguarse” (quedar en paz), “arrastrado” (ser llevado a rastras), “arrinconado” (quedar en un rincón) y el extraño verbo “arrebiatado”, que no alcanzo a definir con precisión, pues la Academia señala que “rebiatar” es “Atar por el rabo”, pero en este caso no concuerda con el sentido que le dio el narrador jalisciense: “Y luego le hizo pelos al burro y se fueron, arrebiatados, de prisa, para llegar a Palo de Venado todavía con tiempo para arreglar el velorio del difunto”.

La “a” de Rulfo, como prefijo, está presente, pensé luego, en muchas palabras que se convirtieron en verbos muy útiles: “atravesar” (pasar a través), “acobardar” (incurrir en cobardía), “acariciar” (prodigar caricias), “acomplejar” (adquirir complejos), “atormentar” (dar o sentir tormento) y muchas más.

El recurso parece ser en varios casos un rasgo del habla popular, tanto que no se puede saber (al menos yo no lo sé) el sentido preciso de la palabra base. Entiendo, claro, verbos como “alivianar” (hacer más liviano),  “apendejar” (que es atontarse o atontar), “acomedir” (mostrar comedimiento), “arrejuntar” (juntar, en este caso las parejas sin que medie contrato civil o religioso), “ajusticiar” (hacer “justicia”), “agandallar” (tomar algo como gandalla, robarlo), "agüitar" (entristecerse, tener "cuitas", o también aburrirse) “acabalar” (acabar), “acuclillar” (ponerse en cuclillas), “arrempujar” (empujar), “apoquinar” (cooperar sobre todo con dinero, poner “un poco”) y más.

Hay, también, algunos enigmáticos: “arrecholar”, “amachinar”, “alebrestar”, “atarantar”, todos igualmente expresivos, no por nada los usamos tanto en la conversación diaria.